viernes, 7 de septiembre de 2012

sobre el sincronismo y otros embarques

Ramón Williams

Otra vez en Hialeah, nuevamente espero en el estudio de un pintor donde he de ver a otro que me hablará de otro con quien he de tratar asuntos de cinematografía. En el aire respiro los sutiles desprendimientos de carboncillo, rollos de lino nuevo y sales de la bahía de la Habana que impregnan papeles comprados en Pearl. Visualmente huele a preparativos de marinería, a madera de remo improvisado, a hélice de barco fantasma, a mueble sobre las aguas, a balsa de “La medusa” en el Caribe, a tareco sobre cacharro y a basurillas escogidas por niños en la playa, la cubeta a medio. La Cubita a medio abandonar por uno, por diez, por cien, por ciento veinticinco mil o cuatro mil ochocientos… Tiza en el suelo, junto a los materiales de calco y aproximación; tiza amarga como llave de adicto. Alas matemáticas las del amigo del amigo impuntual de mi amigo fotógrafo; alas de indelicado copista del espíritu de la toronja, de la leche de Ubre Blanca y de La prisión fecunda. Torpe surtidor de figurillas anónimas y de náufragos futuros por razones económicas, junto a las llaves suena su celular, el artífice descuelga, escucha pétreo y apenas mueve la cabeza en síes nerviosos, casi le saltan los ojos, se le forma una sonrisa, dice una cifra, otra cifra menor, otra ridícula, hay ok, le cuelgan, cuelga, mira las llaves.

-Cuando los biógrafos saquen la cuenta verán que no pudo alcanzarle la vida a ritmo de diez al día -le digo, y siento la complicidad en mi voz que delata mi conocimiento del fact, de la factoría completa. La frase se me acaba en lamento; seguro que me veo agotado de ese darme cuenta y de la espera. Llevo cara de camino largo.
-¿Un trastazo para levantar?
- Voy de verde hoy, paso levemente -le digo y quiero preguntarle algo que alcancé a formular cuando la llave salía cargada del sobrecito de a veinte rumbo a los bigotes. Se me adelanta con esa velocidad de la nieve al golpear la mente.
-Yo hago veinte al día si me lo pagan, como el Tintoretto Tizianos si entonces alguien transaba. Te recuerdo que los biógrafos son incoloros e insípidos pero sobre todo inodoros; no se la huelen y siempre llegan tarde al dato oculto.
¿Y que obraría un elemento de tan ágil trazo y determinación profunda si no viviera de simular trazos ajenos de convicción tan sínica? -me preguntaba yo mientras sus llaves volvían junto a los instrumentos. Otra vez leyó detrás de mi frente impaciente.
-Te tomas el arte muy en serio, es un cachito pa’ vivir. Lo demás es misterio.
-Otro embarque.- Dijimos al mismo tiempo.

4 comentarios:

omu dijo...

estupendo cachito de ramonismo

Anónimo dijo...

¿Quiso decir "sincronismo" o "sincretismo"?
¿"La Meduza o "La Medusa"?

Saludos, Jacobo

Anónimo dijo...

el juega con las palabras...

Anónimo dijo...

otra es sInica por cInica; pero, y si eso es lo que quiere decir? RI