domingo, 1 de mayo de 2011

La cultura como problema gnoseológico del castrismo


Alfredo Triff

La gnoseología se  encarga del estudio del conocimiento en general, lo que se sabe o no. En este post deseamos explorar el límite del conocimiento en lo tocante a la cultura dentro del castrismo. 

LA VOZ se propone explicar el asunto tan temprano como en junio de 1961, en "Palabras a los intelectuales" (PI en lo adelante):

"...el problema fundamental que flotaba aquí en el ambiente era el problema de la libertad para la creación artística."

Ha llegado el momento de encuadrar el SER CULTOS PARA SER LIBRES* martiano para el siglo XX. Para Martí, cultura es saber. La libertad, dentro del discurso nacionalista martiano decimonónico implicaba independencia (de España). La revolución castrista adapta ese significado para el nuevo contexto de la Guerra Fría.
 

¿Qué es la libertad después del triunfo revolucionario? Tan temprano como el 4 de enero de ese año, en Camagüey, LA VOZ la presupone y la discute como si la representara.**  El 27 de noviembre de 1960 pronuncia que "la revolución ha servido para que no haya más colonia, para que no haya más privilegio, y para que la verdadera libertad y la verdadera justicia, al fin, resplandecieran algún día en nuestra patria". Fragmento de orden martiano sin duda. Pero queda aún el asunto de la cultura. ¿Cómo conciliar el conocimiento con la libertad?

Revolución = libertad
 
PI ofrece el contexto ideal (de la crema y nata de los escritores e intelectuales) para abordar la conjunción cultura/libertad martiana. Ya para este entonces la revolución es el agente que produce la libertad. Al principio de la alocución, se comenta el problema de "los peligros de la revolución". Lo demás son "otras cuestiones" que pueden tocarse después.
Nosotros creemos que la Revolución tiene todavía muchas batallas que librar, y nosotros creemos que nuestro primer pensamiento y nuestra primera preocupación debe ser qué hacemos para que la Revolución salga victoriosa. Porque lo primero es eso, lo primero es la Revolución misma.Y después, entonces, preocuparnos por las demás cuestiones.
Por supuesto que se trata -precisamente- de "las demás cuestiones". El límite gnoseológico castrista busca ese núcleo del que radie la certeza. No racional cartesiana, pues en ésta la duda es necesaria como herramienta heurística. Castro viene de la escuela de Martí, paulista de vocación, para quien la duda es sombra sospechosa y titubeante.*** PI demanda certeza revolucionaria. Y cualquiera que se sienta amenazado por la revolución tiene dudas. Un gris cercano al peligro:
... el campo de la duda no queda ya para los escritores y artistas verdaderamente revolucionarios; el campo de la duda queda para los escritores y artistas que sin ser contrarrevolucionarios no se sientan tampoco revolucionarios (Aplausos).
PI definirá que ser revolucionario es "una actitud ante la vida, revolucionario es también una actitud ante la realidad existente". La revolución es una teología que se abraza con certeza y que -en vena sorprendentemente martiana- consiste en una vocación al sacrificio.   
Porque el revolucionario pone algo por encima de todas las demás cuestiones, el revolucionario pone algo por encima aun de su propio espíritu creador, es decir: pone la Revolución por encima de todo lo demás. Y el artista más revolucionario sería aquel que estuviera dispuesto a sacrificar hasta su propia vocación artística por la Revolución.
La dinámica entre "libertad" y "revolución" está expresada como un "tener (o no) problemas". En efecto, a solo dos años de proceso es de esperar que el máximo líder requiera una certeza paulista casi ciega.**** Lo que en religión llamamos fe. ¿Qué hacer con los dudosos?   

LA VOZ lo deja claro: "La Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario".
Para un artista o intelectual mercenario, para un artista o intelectual deshonesto, no sería nunca un problema. Ese sabe lo que tiene que hacer, ese sabe lo que le interesa, ese sabe hacia donde tiene que marcharse.
La cultura revolucionaria propone qué hacer con algo inservible como la duda, en un momento en que la revolución es certeza. Y LA VOZ define el límite: 
La Revolución tiene que comprender esa realidad, (...) que aún cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tiene oportunidad y tiene libertad para expresarse. Es decir, dentro de la Revolución. Esto significa que dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.
No hay mucho que añadir. La cultura queda conformada, más que como proceso de aprendizaje filtrado por la razón, como una toma -fideística- de conciencia. Se trata de una cuestión de principios.
Esto es un principio general para todos los ciudadanos, es un principio fundamental de la Revolución. Los contrarrevolucionarios, es decir, los enemigos de la Revolución, no tienen ningún derecho contra la Revolución, porque la Revolución tiene un derecho: el derecho de existir, el derecho a desarrollarse y el derecho a vencer.
Si Martí asumía que ser culto es sinónimo de ser libre, la fórmula castrista añade que ser libre es ser revolucionario. ¿Cómo queda la cultura? La implicación transitiva es que ser culto es ser revolucionario. Es decir, a partir de 1959, el saber no procede de la razón (eso implicaría que se puede dudar). Lo que se impone es la certeza revolucionaria. Martí no podría estar más orgulloso: ser revolucionario es serlo todo.


________
*La cita reza: "Ser culto es el único modo de ser libre". Ver, "Maestros Ambulantes", en Nuestra América, Obras Completas (Editorial Ciencias Sociales: La Habana, 1975) Vol. 8, p. 148. **Por supuesto, es un discurso temprano. Esta definición por supuesto resultaría problemática después de Girón:
Libertad de prensa hay ahora, porque sabe todo el mundo que mientras quede un revolucionario en pie habrá libertad de prensa en Cuba (APLAUSOS). Quien dice libertad de prensa, dice libertad de reunión; quien dice libertad de reunión, dice libertad de elegir sus propios gobernantes libremente (APLAUSOS). Cuando se habla del derecho de elegir libremente, no se refiere solo al presidente o a los demás funcionarios, sino también a los dirigentes; el derecho de los trabajadores a elegir sus propios dirigentes.
*** De tal maestro tal discípulo. Solo algunos ejemplos, en particular los trabajos más teóricos como "Nuestra América", donde Martí asocia la ambición personal con la duda (p. 225). Para Martí, la causa por la independencia debe luchar contra esta: "... tan alta la patria en el corazón... y con tal fe que nadie le ofende ni la duda". En "Política y Revolución" escribe: "la duda que precede las sacudidas nacionales". Vol. 4, p. 222. En los Apuntes, Cuaderno #2, bajo "De la certeza" queda más que claro. Martí comenta la duda desde un ángulo filosófico: "Filósofos especiosos creen que empiezan con la duda, pero al dudar afirman que dudan, porque no serían capaces de decir que creen algo que no estuvieran ciertos... La certeza, pues, existe" (subrayo especioso). Es claro que Martí ve a la duda, incluso como herramienta heurística, como un problema. Idem. Vol. 21, p. 50. ****Este no es el lugar para investigar el papel de la fe en Martí, pero sin duda existe un marcado fideísmo en su idea de independencia. En "Política y Revolución" escribe: "Faltaba el cauce al decoro impaciente del país, faltaba el empuje, faltaba la bandera, faltaba la fe necesaria en la previsión y fin conocido de la revolución. Eso faltaba y eso dimos. Ahora vamos a paso de gloria a la república. ¡Y a lo que etorbe, se le ase del cuello como a un gato culpable, y se le pone a un lado." Idem, Vol. 2, p. 379. Salvando cuestiones de estilo, la esencia del párrafo tiene cabida en PI.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Marti era Mason igual que Fidel......

JR dijo...

Mmmm. Es díficil encargarse de una etapa tan cercana en tiempo y vivencia, pero en esta ocasión el texto se mueve con objetividad. Sospecho que es la que proporciona la distancia exílica depués de curada de exilio.

Anónimo dijo...

Fidel no es Mason, no construye, destruye.
Marti solo se compara con Fidel en que Marti es nuestro apstol, un angel y Fidel el diablo.

Anónimo dijo...

Que manera de escribir mierda. Ese mojon CHEo que tienes metido entre tus orejas, no hay nada que te lo saque.

Alfredo Triff dijo...

Gracias, anos. Qué seríamos sin lo cheo.

JR: el susodicho puso los límites del discurso de todo a base de discursos.

Anónimo dijo...

Muy bueno, sigue por ahi Triff. AM

Anónimo dijo...

Fe. Resultado de creer. Creer, antónimo de pensar. Creer ciegamente: redundante. No hay otra forma de creer. Videncia, sinónimo de análisis. Ceguera, sinónimo de fe. La tupición definitiva: eso es la fe. Religiosa o revolucionaria. Es lo mismo. Ambas son impuestas. Creer: renunciar absolutamente a la duda, al cuestionamiento. Requisito de inquisidores, los de sotanas negras y los de sotanas verdeolivo. El color de las sotanas no altera el orden de los inquisidores. "Dudo, por tanto existo": eso es lo único que puede alumbrarnos, como método, como máxima. "Creo, por tanto he muerto". [Así lo advirtió Padilla en sus Tiempos difíciles]. Y otra cosa: ¿Ser "culto" según la definición de quién? Porque "ser culto" implica la adopción de valores, supuestos, códigos y cánones específicos. En la Cuba de Marti -en todas las Cubas- ser culto exige la europeización del individuo. Europeización, sinónimo de caucasidad, de blanqueo, para hablar en plata. ¿Más que negro y más que blanco? ¡No, que va! Más blanco y menos negro: ¡blanco! ¡Y que sea en masculino, que aquí nadie se raja ni puede tener raja! Pensemos eso de ser cultos para ser libres como una fórmula martiana para el blanqueamiento nacional. Ni Martí ni el innombrable bailaron jamás un guaguancó. Un danzón con pañuelito y abanico, maybe,pero guaguancó, never! Eso es atraso con peste a grajo de la chusma, diría cualquier miembro o miembra de la "clase culta". Chusma, sinónimo (en el concepto tradicional cubano-martiano) de inculto. Hay que ponerlo todo de cabeza, mi gente, de cabeza. Descifrar todos los enigmas excluyentes a ver si resisten un proceso de pensar=analizar=descreer=dudar, proceso más urgente aún para nosotros los cubanos desde que se nos dijo que el apóstol era el autor intelectual de la actual pesadilla. Ileana Fuentes

Alfredo Triff dijo...

Gracias, Ileana. Ese es el punto del post. Aprecio mucho tus comentarios (a veces mejores que los posts).