lunes, 26 de abril de 2010

Pintar

Ramón Alejandro

Cuando acababa de morir François Lunven no estaba yo en condiciones de tener este tipo de sueño. Alighiero andaba por aquellos años todavía correteando por Afghanistan cuando todavía era un arcaico reino tradicionalista, fumando haschish y gozando de los desiertos en los cuales él me decía que sentía a Dios. Yo le oponía divinidades múltiples que se manifestaban a través del Monte, en sus infinitamente variadas especies vegetales, en los diversos palos que con sus diferentes virtudes proliferaban ilimitadamente cada una siguiendo su propia ley dentro de la Ley Mayor que las orientaba a todas unificándolas sin abolirlas. Y por supuesto que el color de esta Ley tenía que ser el negro más mate, el mismo color y textura que tiene la piel morena.

Como es que me ha sucedido el hecho de que la pintura se haya convertido en algo tan importante y tan íntimamente ligado a mi vida interior, cuando la pintura ha sido tan solo un oficio con el que modestos artesanos se ganaban la vida guapeando en circunstancias más bien difíciles, como hacía ese personaje que fue Roberto que me convenció a echarme a pintar como quien se tira al agua. Nada más que por poder comer algo con lo cual ir sobreviviendo, y poder alquilar un sitio en donde meterse cuando llueve y se hace de noche, o que se ponde a chiflar el mono del Invierno con sus vientos helados.

Y cuando se dice eso de que es para ganarse la vida es porque puede ser que uno sea incapaz de trabajar como hoy quiere la gente que tiene dinero que uno trabaje, de manera inhumana, sin sentido ninguno ni fe en nada. Solamente por ganarse la vida que se dice muy rápido pero que implica muchas cosas y mucha violencia a la naturaleza humana que no está hecha exclusivamente para trabajar ciegamente siguiéndo órdenes arbitrarias. Y porque es que a mí me dio por darle tanta importancia a eso de pintar cuadros al óleo, que inicialmente me daba tanto miedo cuando veía aquellas maravillas divinamente pintadas que están conservadas desde hace siglos en los grandes Museos de Europa y que con su embrujo me comían el cerebro. Y estaban allí reunidas porque a los artistas que las pintaron se las compraron los propios Reyes que luego se las fueron dejando de herencia a sus hijos príncipes.

Hasta que llegó la hora en la que los revolucionarios les empezaron a cortar sus cabezas a todos esos supuestamente nobles gobernantes para ponerles a la hora esos relojes anticuados que tenían adentro de ellas. Y que se acabaran de dar cuenta de que ya eran otros tiempos. Y ahora siguen ahí en lo que fueron aquellos antiguos Palacios Reales donde ya no hay ningún rey que sea dueño de ellas. Y que un joven castellano fue andando a pie desde Palencia a Madrid a través de toda esa meseta de Castilla la Vieja, para ir a la Academia de San Fernando a aprender a pintar y poder copiar algunos de esos cuadros que siguen colgados de las paredes del Museo del Prado. Pero yo no fui a ninguna escuela, y aquella vez que fui el portero me sacó de una patada en el culo por maricón.

Y cuando encontré un verdadero maestro lo tuve que dejar porque ya les contaré lo que me pasó con Giannis Tsarujis. Que ese sí que fue mi maestro, carajo. Porque ese sí que no solo sabía pintar, sino que sabía muy bien lo que era la Pintura con mayúscula. Ni Carlos Scliar, ni mi tio Pepe, ni Roberto García York, ni Johnny Friedlaender, sabían lo que él sabía. Que al que Dios-Olofi se lo da, San Pedro-Oggún se lo bendice. Y que lo que Natura no da, Ni Atenas ni Salamanca ni Florencia te lo pueden prestar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Aire Puro! :+) Thank youuuuu R.Ale, you made my day. Nioooooo, Finalmente... Porque este sitio estaba creepy as F.! -

Anónimo dijo...

Now the last time I saw this Pre-Raphaelite painting by Frederic, Lord Leighton (1830-1896), titled "Flaming June" was at the Museum in Ponce, Puerto Rico. So I assume you selected the painting, not for its subject matter, nor its location, but for its title.

Esmi

Don René Gado dijo...

¿Y qué pasa si Oloffi te da el don y lo modelas en otra cosa, algo que hace preguntas a La pintura desde sus vecindades? ¿Debes pintar sólo porque sabes o sabes que puedes hacerlo? ¿No hay nada mayúsculo más allá de la pintura que La pintura se propone y que se agita vivamente fuera del alcance de los pigmentos?
Moler los polvos, mandar a molerlos, comprarlos molidos...modelar los sesos a la obsesión ilusionista que un lugar del mundo fijó en el gusto de los que reparten gusto per seculum seculorum... Como si el ojo, la mente en nuestro ojo tuviera que entender la belleza de acuerdo a las leyes de la perspectiva o el graso sobre magro, betún para las sombras, claroscuro (me quedo con el ex-fumato), reglas de oro para códigos de barra. Más de lo mismo por idéntica razón puede ser insuficiente a la larga para el más dotado pintor.
PINTAR NO ES IMPORTANTE, HACER ARTE SI.
Quédate pero muévete.

Anónimo dijo...

Y La mona todavia pinta?