lunes, 30 de junio de 2008

Miami Ciudad Metáfora en Cubaencuentro

Sobre Miami Ciudad Metáfora, Dinorah Pérez-Rementería en Cubaencuentro.

Update: No es fácil dejar comentarios en Cubaencuentro. He dejado dos (al artículo de Dinorah y otro hace días al de Jesús Rosado sobre Williams, y aún no aparecen). Recibo email de dos blogueros que también han dejado comentarios y no se los montan. Hay que escribir dos palabras casi ilegibles para poder dejar un comentario en Cubaencuentro, not very comment-fiendly.

domingo, 29 de junio de 2008

Arte erótico

Cary Kwok y lo erótico en El Nuevo (donde lo erótico no aparece por ninguna parte).

"formado (por) o (en) la revolución"

Vía Silvia, la respuesta de Humberto Castro a la frase "formado por la Revolución" en Lápiz y nube. Su moderador Ernesto Menéndez Conde analiza aquella locución tantas veces proferida, desde la diferencia proposicional entre "en" (durante) y "por". Discrepo con Humberto. Imaginar que haber dicho "soy un artista formado en (durante) la revolución" hubiera sido diferente, ignora que dicha frase tiene un contexto semántico-pragmático en que se produce. En este caso, una escuela de arte subvencionada por el estado (como San Alejandro o la ENA), figurando en un documental importante producido en los años 80. Sencillamente había que decirlo; objetarlo era señalarse. Pecar a estas alturas de conductivista y suponer los estados mentales de Humberto Castro -o Cuenca-, a partir de locuciones proferidas frente a una cámara es un desatino.
_____________
Por problematizar el caso, acuso recibo del email de un amigo que prefiere mantener su anonimato: ¿Cuál es la diferencia entre la perorata de Arturo Cuenca, Humberto Castro y Torres-Llorca en ese documental con el juramento de la juventud comunista o el compromiso ideológico de los aspirantes al partido? Es por eso que los que no estaban de acuerdo con la revolución no aparecieron nunca en ningún documental.

sábado, 28 de junio de 2008

¿Eres dadá?




Dadá es un microbio virgen contra la carestía de la vida.
Dadá es una sociedad anónima para la fértil explotación de las ideas. Dadá no busca tecnicismos, sino la clave. Dadá, camaleón de cambio rápido, se transforma al mismo tiempo en lo contrario sin consecuencia alguna. Dadá está contra el pasado y el futuro. Dadá está moribundo. Dadá está loco. No seas dadá. Sigue a dadá. ¡Viva dadá! .-- Hugo Ball
_________
Dadá habla contigo, es todo, todo lo abarca, pertenece a todas las regiones, es de naturaleza espacial y no temporal.--
Francis Picabía
_________
Antes de dadá, ya había dadá.--
Johannes Baader
_________
Invierta su dinero en dadá, la única caja de ahorros que rinde dividendos para la eternidad.-- Kurt Schwitters
_________
No es que dadá no tenga sentido, nuestra época no tiene sentido.-- Los dadaístas
_________
Fotografío lo que no quiero pintar, cosas que de por sí existen.-- Man Ray
_________
Las mentiras de hoy son las verdades de mañana.-- Macel Duchamp
_________
El amor en bicicleta es el mayor amor al prójimo.-- Johannes Theodor Baargeld
_________
El cuchillo de cocina dadá saja el vientre cervecero de la época cultural "weimar" de Alemania.-- Hannah Höch


Tags:

Please, be patient

Dear friends. We're making some changes to the site, tweaking here and there. Sometimes, something may appear and disappear. We're in the process of labeling, which takes time and some effort.

Nos estamos mudando

Queridos amigos: Tumiamiblog está haciendo cambios necesarios. Nuestra dirección antigua, http://tumiami.blogspot.com, estará en vigor temporalmente. La nueva dirección es: www.tumiamiblog.com. Por favor, si tienes un link con tumiami, o simplemente nos tienes entre tus favoritos, agréganos ahora.

viernes, 27 de junio de 2008

B´u´r´n´i´n

1973 fue un año extraordinario para Bob Marley. En abril editaba con el sello Island el maravilloso "Catch a fire", un álbum incendiario que permitiría a millones de personas apreciar la seducción rítmica de los Wailers y la fuerza profética de la música de Marley. Cuando "Burnin'" fue editado en octubre de ese mismo año, Marley pasaba de ser un héroe jamaicano a un dios del mundo. Eliseo Cardona en su blog, sobre la importancia del álbum "Burnin" de The Wailers.

ARTEDELOSOCHENTA=Óxido sobre poliéster: 20 años después



Óxido Sobre Poliéster: Humberto Castro, Arturo Cuenca y Rubén T. Llorca. Dir. Marcos Moura. Producido por la Escuela Internaciona de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), La Habana, Cuba. 1988, (Part I). Para Part II pulsa aquí. Cortesía de Ofill Echevarría.
_______________________

H...e...a...r....t...b...e...a...t de Wire





La contrastante "Hearbeat" de Wire está tomado de su segundo LP, Chairs Missing. Wire, acaso el grupo punk más sólido de la ola británica, siempre se mantuvo al margen, incluso mientras el punk ochentoso se convertía en una caricatura de sí mismo. Lo que salva al piquete es la experimentación sónica y el método creativo de sus primeros tres álbums: Pink Flag, Chairs Missing y 154. Tres experimentos excelentes entre 1977-1980 que jamás se repetirán. Disfruta.
Tags:

jueves, 26 de junio de 2008

Luis Azaceta's Museum Plans





Alfredo Triff*

There is almost nothing in Luis Cruz Azaceta’s Museum Plans, his recent exhibition of mixed media at the Bernice Steinbaum Gallery, that makes one think of 1980’s New York. Certainly, there is a path one can follow in Azaceta’s stylistic transformation, from those garish, colorful, idiosyncratic self-portraits, reflecting the Neoexpressionist Geist of the Reagan years, to this more sober, abstract, less iconoclastic, nonetheless thought-provoking work of today. In the mid-1980’s Azaceta appropriated “la balsa” (the raft image), made it his signature and pursued it relentlessly, this is before the raft became “cool” in the art of the Bedias and the K-Chos of the world. It was the right symbol for the times: The decade of Capitalist self-indulgence and excess, solipsism was in the air. Azaceta’s self-depiction was not an excuse for reverberation and self-aggrandizement (Clemente, the Italian painter being a notorious example). Instead, Azaceta made his rafter alter-ego a trademark for revolt and self-definition. What better cipher than the bearded, hirsute looking artist, quixotic, alienated nomad, paddling his way through labyrinthine loops, network crossings, fragile grids and mechanic entrails? Then, toward the mid-1990’s as the mazes got bigger, the rafter got smaller and smaller until it got swallowed by a part-mechanical, part-digital mind-boggling system (it was not a coincidence that Azaceta decided to move to New Orleans). This new work hints at a formal -as well as material- development. At first sight, it has a Douglas Huebler-like architectonic flavor, which can be traced back to Dada (particularly the Duchamp from 1919-1925 or Picabia’s Portraits méchaniques), or even better, a Situationist-like space, but without the hyperpolitics. In our porous, smaller post-Capitalist global village, the X-Cold War exile, becomes an existential/aesthetic rather than a political/semiotic metaphor: Revolt exchanged for suspicion, Kafkian to the core with more questions than answers. “Museum Plans” looks like coded messages being sent between incommensurable paradigm-shifts (The Twentieth and the Twenty First Century). They have an anthropomorphic/topographic quality about them: Figure that Frank Gehry, Luis Kahn, Charles Bukowski, Kafka and Reinaldo Arenas have museum plans -as well as Havana and Miami Beach. In “Museum for Reinaldo Arenas,” we notice a grey and black-colored box-like apparatus with edges painted in red and yellow, showing a little sphere coming out of a conduit on the upper left hand side of the canvas. If this is the body, the green silicon-chip glued on the piece’s axis (next to a tentative sketch), would indicate the Cartesian pineal gland, the center of cogitation. The biomorphic-looking “Museum Plan for Kafka,” hermetic and oppressive, resembles a solid-in-revolt with its silicon chip inside a busily dot-filled colored core surrounded by conical pipes showing little eye-like bulbs. “Air Carrier” is a hybrid between The Space-shuttle and Airbus, populated with tubular inner passages, cul-de-sacs and toy cars, airplanes and helicopters attached onto the painting’s surface. Finally there is “Museum plan for Edison,” sort of an archaic drum brake-like mechanism: Three coils, one upside down, connect to a crankcase through an internal passage going all the way inside the apparatus’ brain. Aside from the obvious Dada connection, Azaceta’s rhizome-like cerebral sketches remind me of Warren Chalk and Peter Cook’s mid-1960’s drawings for Archigram, an association which in both instances, point to moments of bafflement, instrospection and curiosity.
______________________________
Originally written for Code. Images courtesy of Bernice Steinbaum Gallery.

Federico Vitali

Don't miss our (Blogo)video section, the amazing Guano! episodes by Federico Vitali, creator of Lava, Lava. Short, insane tales filled with stupid richer-than-life characters.

miércoles, 25 de junio de 2008

Fumo di Londra



Fumo di Londra (1966), dirigida por Alberto Sordi, cuenta la historia de Dante Fontana, anticuario italiano especializado en artículos ingleses. Su sueño de viajar a Gran Bretaña se hace realidad cuando la firma le encarga participar en una subasta en Londres. Allí conoce a cierta duquesa (con la que ha forcejeado en las apuestas) quien lo invita a su castillo en las afueras de la capital. Dante termina empatándose con la joven y sofisticada Elizabeth, nieta de la ricachona, quien se lo lleva a un
grand tour de Londres. Dante casi que comienza a realizar el sueño de su vida de sentirse inglés -pero no por mucho tiempo. En una fiesta, Elizabeth se la pasa detrás de un grupo de rockeros peludos que no tienen nada que ver -estilísticamente hablando- con el modelo del británico enchapado a la antigua de Dante. Después del culture shock de la noche, al decepcionado de Dante no le queda más remedio que volver a su vida en Roma, con su mujer y sus hijos.
Tags:

Tiro al blanco

Vacilamos la crítica. El problema es que la cosa termina, no en el humor, sino en el relajo. Del humor puede aprenderse, instruye su punzada. Del relajo se aprende que el tema se agotó (ocurre mucho con los comentarios). Los cubanos no estamos preparados para la crítica. Ojalá el Cmdte. Tirofijo muestre el camino.

Ěnėrĝïa

Though many are interested in environmental benefits, their main motive is money. They are investing their cash in ideas that they think will make them large amounts more. And for the alternatives to do that, they need to be both as cheap as (or cheaper than) and as easy to use as (or easier than) what they are replacing. If you are interested in the future of energy, check this article in The Economist.

martes, 24 de junio de 2008

C215



Un video de JetSet Graffiti sobre uno de los grafiteros más importantes del momento, el parisino Christian Guemy, conocido como C215.

Beyond Breasts, curated by Yovani Bauta


Critical Miami

After 3 years of nice work, Critical Miami calls it quits. Alesh, buena suerte.

Hablando de la edad




La Chuna

Cuando salió en el blog algo que yo había escrito alguien comentó sobre "la voz de una octogenaria". Eso me cogió de atrás pa' lante, pues no me había dado cuenta que mi manera de escribir revelara la edad, que mi voz fuera la de una octogenaria. Analizando la realidad, una de ellas, es cierto que he estado en el planeta por más de ochenta años. ¡Qué desperdicio! ¡Ochenta y dos años y medio y ni siquiera puedo escribir en la computadora! Pensándolo bien, no todo ha sido en vano. Tengo cinco hijos, cada uno de ellos una joya por su propio mérito. Hasta ahora todos vivos: Mariel ha tenido cuatro hijos. Sergio, mi cuarto hijo, en agosto de este año espera su tercero. Por lo menos hemos cumplido con nuestra obligación de poblar el mundo. Volviendo a la cuestión de la edad, lo más importante de todo es el presente, que es lo único que existe. Mientras más pronto comprendamos esto, más pronto empezamos a vivir. Aferrarnos al pasado es como deambular entre sombras. Si tratamos de llegar al futuro, es aún peor, pues andamos en terreno imaginario, completamente inventado. Es como estar vivo y negar la vida. Se dice que nuestro cerebro es lo que rige nuestras acciones y que no importa mucho nuestra edad cronológica; un órgano plástico que se expande siempre que se le ofrezcan nuevos incentivos, nuevos campos de aprendizaje. Y eso me recuerda a mi madre. Cuando murió a los 104 años, pues le fallaron los intestinos, aún estaba dispuesta a emprender nuevas aventuras, dispuesta siempre a aprender algo nuevo. Ella fue una joven eterna. Claro está, que a veces el cuerpo mortal no nos responde. Y se me ocurre qué pasaría si pudiésemos cambiar de cuerpo y probarnos uno nuevo, como quien cambia de automóvil. Posibilidad digna de estudio.

lunes, 23 de junio de 2008

More metaphoric e)c)h)o)e)s)

Check out Fabiola Santiago's article about Miami Ciudad Metáfora for The Miami Herald. Click here for a photogallery of the show.

(Blogo)videoooooooo

Pincha los (blogo)videos debajo de los (blogo)temas. La programación cambiará todos los días -de acuerdo a la línea estética tumiamense.

Miami, de concepto a metáfora


Jesús Rosado

Lo que escapa a la retina común no deja de contar con una rara casta de intérpretes para quienes la ciudad es más que aglomeración, definición espacial y disposición organizativa. Son individualidades que atisban entre la polisemia visual y sonora y que recorren la sinergia de las periferias… Son el lente de un periscopio que emerge del tejido social. Seres sensitivos que conectan la identidad subvertida con la mística de lo no tangible. Ellos exploran la sintaxis entre naturaleza y artificio, de donde extraen la intrascendencia y lo microscópico para revelarlo en sus alcances alegóricos. Por su intercesión la ciudad puede ser convertida en ensayo sobre la existencialidad que late en sus límites. Facilitarla como texto abierto para reinterpretarla y añadirle señales venturosas. Ejercen como ideógrafos del contorno urbano anudando a la Miami polisémica. En sus representaciones se reproducirá o se recrearán volúmenes y estaturas de la ciudad. Harán cohabitar promiscuamente nube, superficie líquida y grúa. O fermentarán los colores de la nocturnidad. O lograrán que Miami abandone el reposo entre evanescencia y ensimismamiento. Una Miami que se levanta de su corto abolengo y abre el arcón de tiempos aún inexistentes. Ciudad elipsis que ensarta historias de la no historia. Aparecerá quien encaje un perfil victoriano al pie de sus rascacielos. O el que muestre la mueca patética de autos desvencijados. O quien haga posible una alberca invadiendo la avenida. Miami será sanguina en implosión. Será abstracción, progresión, expansión, eclosión, erección, cópula y alumbramiento. Miami tan escatológica como hollywoodense. Cínico skyline de papel moneda, al cual hay que sobrevivir y sobrepasar. Miami, épica decadente de patrioterismo y croquetas. Renacionalización desfigurativa y reconfigurativa. Arena surrealista y sicalíptica. Imaginaria Atlántida a salvo sólo en las crestas de sus puentes. Urbe versus poder, desrrevolucionaria y emancipadora. Miami la americanista. Miami Hopper con sus moles silenciosas y sajonas. Ciudad tatuada por el graffiti trasnochado. Ethos de delirios concurrentes. Miami desvanecida en concepto para seducirnos desde la metáfora. Es que una ciudad puede centuplicarse al unísono de la poética. Lotman ha escrito que vida urbana y cultura se oponen a Cronos, no importa la ausencia de monumentos seculares y signos folclóricos. Las que son imprescindibles son las almas que condensan la fabulación. Esas son las que cifran la semiótica urbana y su cosmovisión extraterritorial. Al destino Miami ha acudido un enjambre de artistas, arquitectos y poetas venidos de otras costas para tramar esa región hiperbólica. Al parecer hasta la topografía conspira a su favor. De un borde, océano o mangle, del otro: ángulos híbridos, texturas, sonidos, color cálido, masa, resplandor y pulso vital. En el centro, los ingredientes en ebullición del cosmopolitismo cultural cociendo el nuevo caldo estético. La ciudad sólo tiene que esperar a que el tropo se deje perpetrar por los inevitables metaforadores de sus esplendores y miserias. Ante tanto espasmo de la postmodernidad es lo recomendable para reedificarla como diseño humanista.

domingo, 22 de junio de 2008

Deep Throat



Can you tell where this opening sequence of Deep Throat (1971) was filmed?

Mi Cayito


Acuso email de Ramón Alejandro: Mi Cayito, en la zona costera de Santa María-Guanabo, ha sido declarado "playa Gay". Ya tú sabes.

Rafael Fornés en el CCE

Aquí, fragmento de la conferencia de Rafael Fornés en el CCE en youtube.

Tumiamiblog se (va) muda(ndo)

Queridos amigos: Tumiamiblog está haciendo cambios necesarios. Nuestra dirección antigua, http://tumiami.blogspot.com, estará en vigor temporalmente. La nueva dirección es: www.tumiamiblog.com. Por favor, si tienes un link con tumiami, o simplemente nos tienes entre tus favoritos, agréganos ahora.

Nunca es tarde


Ingeborg Portales

Nunca es tarde para conocer NY, para llegar a Valley Stream, a casa de MD (amiga de la infancia). Cocinar y con los pies aún dolidos terminar un vino, entre una larga lista de “te acuerdas” y “qué habrá sido de”, mientras cinco hijos juegan en el basement. Ellos no recordarán el primer Duchamp que vieron. Es no creer. Esa señora que escogí, de ojos tan rasgados que apenas puede abrirlos, no sabe cual es la parada de Canal St. Andar entre carteras, lentes y relojes, que allá y hace diez años, me hubiera gustado tener. Empeñada hasta encontrarlo. En medio de Chinatown está Félix Varela en la Transfiguration Church. Una lluvia que a nadie le importa, el Time Square. Subir al piso 42 de IA. Un café en la sala, el balcón y allá afuera está Centro Habana. La risa eufórica de mi hija subiendo el Empire State. Pero ella no dejará de sorprenderme nunca. ¿Mai qué fue lo que más te gusto del viaje? Y su respuesta sin pensarla: Conocer a Patty. La certeza o un querer saberlo ya. En unos años más esa ciudad podrá pertenecerle.

sábado, 21 de junio de 2008

Makes me Wanna Die



Con el tiempo la música mejora o empeora. Después de mucho tiempo vuelvo a Pre-Millennium Tension de Tricky (álbum posterior al formidable Maxinquaye) y se sostiene. Recuerdo conversar con un músico de la talla de Peter Scherer sobre el fenómeno Tricky a mediado de los años 90. El ex-miembro de Massive Attack elabora una atmósfera "pre-milenio" pre-9/11 -5 años en el porvenir- que constaté de primera mano en medio de las bombas durante el Festival de Jazz de 1994 en Skopje, Macedonia, con el conflicto bosnio en pleno apogeo (you're insignificant/a small piece, 'an ism'/no more no less). La atmósfera claustrofóbica bordeando la paranoia, con la voz raspeada de Martina Topley-Bird tejiendo sonoridades bluseadas en nota de down beat arrastrado por el hisssss del sampling -lo más cercano a la onda illbient urbana que vendría después. Tricky te llena de sinestesia andrógina, ecos metálicos procesados, lánguidos, salidos de la prosa de un William Gibson (look to the sun/see me in psychic pollution) o visualmente hablando, metidas en el piso {7 y medio} de la cabeza de John Malkovich, saboreando a De Quincey (you know it's ironic smoking hydroponic), con la humedad ambiental a ciento por ciento en Los Angeles (circa 2019) en el Blade Runner de Ridley Scott. Cuando tengas tiempo, escucha temas como "Vent" y "Christiansands." A continuación la post-existencial "Makes me Wanna Die". Disfruta.

El genio y figura de Roberto García York





Ramón Alejandro (de su libro inédito "Adua la pedagoga")

Y mira a Roberto García York que era una bola de deseos irracionales y que se dejaba llevar por todos los vicios y las fantasías que le pasaran por el coco y utilizaba cualquier expediente con tal de salirse con la suya y se murió viejísimo. Claro, que a él lo que se le pudrió primero fueron los pulmones por la fumadera de cigarrillos. Porque cada uno se pudre por un cabo diferente pero lo que es verdad es que más tarde o más temprano al final todos se terminan pudriendo, sea por donde sea que se empiecen a podrir. Porque de verdad Roberto era el tipo más antifilósofo que haya habido. Y vivía íntimamente convencido de que siempre estaba en talla. Y que era extralúcido. Y se vanagloriaba de mala manera. Y hasta me daba lecciones de pintura, comportamiento y me asesoraba en orientación moral y todo. Y tenía mucha razón porque la verdad es que yo estaba todavía peor que él, porque cuando tenía veinte años estaba en el idealismo más fuera de talla que uno se pueda imaginar. Antón Arrufat me contó cómo recién llegado de su Santiago de Cuba natal, el genio y figura de Roberto García York, con el cabello ya platinado y de vuelta de Nueva York a donde se fue llamándose García González, o García Pérez, o Rodríguez, como todo el mundo, y de donde volvió con el segundo apellido mágicamente convertido en York, presidía la carpeta de recepción del guaposo Hotel Presidente en El Vedado. Había sido una de las cosas que lo habían fascinado más en sus años mozos.
Para el joven Arrufat que aún no se había hecho conocer por su talento, Roberto representaba la sofisticación habanera y el afeminamiento más provocador, que dejaba sin aliento al provinciano que todavía él era por aquel entonces. Esas locas de La Habana eran especialistas en el arte de paralizar a los inocentes guajiros con su desenfado. Cuenta también el pintor Guido Llinás que llegando de su bucólico Pinar del Río siendo aún muy joven, en la Esquina del Pecado, es decir en Galiano y San Rafael, la visión de un invertido particularmente espectacular lo dejó con la boca abierta y que el afocante individuo al percatarse de su azoro se sintió provocado por esa forma de inocente discriminación y sin más esperar se le abalanzó encima interpelándolo a grito pelado mientras proyectaba sus brazos como aspas de molino delante del numeroso público de curiosos que se divertían de lo lindo con la vergüenza del guajirito y el desplante de la loca desaforada: ¿Qué me estás mirando, chico, tú nunca has visto a un maricón?

viernes, 20 de junio de 2008

Soy Reichelt, el hombre volador


Tumiamiblog


Hola, queridos amiguitos. Soy Franz Reichelt, el hombre volador. Aquí, desde el pie de la torre Eiffel les presento mi traje paracaídas. Por favor, no le presten atención al letrero en francés que ya ha sellado mi suerte. Imaginen que estamos en el presente continuo del otoño de 1912. Comprendo la dificultad de mi tarea (¿puedo llamarle hazaña?). Ahora estamos en el borde del primer balcón de la torre, a casi 60 metros sobre el nivel del mar (lástima que no han podido subir conmigo para discutir cuánto me ha costado llegar a este punto). Les confieso que no ha sido fácil para un simple sastre*, hijo de gente pobre, nacido y criado en un pequeño pueblo en las afueras de Viena... soy un hombre común. ¿Y puede serse otra cosa que lo que se es? Un hombre común convertido en un pájaro. No puede haber diferencia entre ambos. Volar no es un privilegio de clase, ni una habilidad especial que se estudia en la escuela. ¿Se gradúan acaso los pájaros? Un anhelo extraordinario como el mío se hace posible sólo cuando se arriesga todo. Ahora miro abajo, a la multitud curiosa que me observa... la lejanía citadina. Todo parece normal, pequeño, nimio. Me cuesta trabajo coordinar las ideas. ¿Habrá llegado el momento? Mi vida tiene sentido sólo ahora, antes de saltar y volar. Aire frío en la cara y después de contar 5, halar la cuerda del paracaídas. ¡Atención! Es la hora: 1:20. La caída, el aire me suspende. ¿Pero vuelo? Cierro los ojos y me llegan momentos felices del pasado: mi padre vestido de faena, poniendo ladrillos en una casita en mi querido Hausleiten, la visita que hicimos a Viena en 1893 con mi hermana mayor. ¡Oh, mi querida Elfi, cuánto te quise! Mi querida madre en la cocina haciendo quehaceres, mientras saboreo su deliciosa torta de nueces con leche fresca. ¿Dónde estoy? Déjate caer. No hales la cuerda. No vale la pena. Sólo queda la eternidad de este instante cuando la gente te ve caer como pájaro herido. Has venido hasta aquí para poner a prueba tu fe. Recuerdo haber leído esta frase en algún libro: “la fé necesita de un salto”.**
______________________________
* Franz Reichelt era un sastre de talento. Aunque mantuvo su taller por poco tiempo, para 1910 ya contaba con clientes de cierto renombre que comenzaban a correr la voz en la capital. **Reichelt leyó la frase arriba en una edición de Temor y temblor de Soren Kierkegaard, adquirida como regalo de un cliente alemán y teosofista.

jueves, 19 de junio de 2008

La zorra y el cuervo

Ya salió el último número de La zorra y el cuervo, editada por el poeta Carlos Pintado y dirigida por George Riverón.

Rafael Fornés en el CCE


Rosie Inguanzo

La conferencia de Rafael Fornés giró alrededor de la propuesta original que concibió a Miami como una Venecia americana. Fornés mostró imágenes y comentó estas conexiones entre la ciudad europea y la joven Miami, cuyos fundadores tuvieron la visión de recrear una ciudad donde el río, la costa, los pantanos e islotes, interactuaran con una fachada bella que participaba, convidando a la vida acuática. De hecho, la Venetian Pool y las construcciones de Coral Gables hacen referencia directa a la ciudad italiana. El original mapa y el documental, confeccionados por los alumnos (con la ayuda de Fabián Peña) son una invitación a la perspectiva que se adquiere desde un paseo río adentro y bordeando la ciudad. Viajando en bote por la ribera y la costa marítima surgen preguntas: ¿Va a morir el Río Miami sofocado por los rascacielos y la indiferencia citadina? ¿Cuándo y por qué se dejaron de construir edificios bajos y gentiles en la ribera? Notamos aislados proyectos interesantes, pero sin la cohesión que salve la diversa dinámica histórico-urbana que tiene cualquier ciudad del mundo con su río, con sus costas. ¿Dónde está la incentiva de traer al público al malecón? Se mencionó entonces al proyecto Miami 21 y los esfuerzos de Manny Díaz y la decana de arquitectura de la Universidad de Miami, Elizabeth Plater-Zyberk. Se habló de cómo una ciudad surge a partir de las demandas de consumo, casi por generación espontánea (no hay que perderle la fe a una ciudad tan joven). ¿A qué se debe la falta de visión de los developers y urbanizadores? ¿Por qué el desarrollo urbanístico se erige como laceración del paisaje y su habitat, negando sus costas, construyendo torres de concreto que tal parecen murallas contra el agua? Anoche soñamos una Miami más coherente con su geografía y mucho más sensible a la belleza. Se charló entonces del papel del artista plástico en la creación de la ciudad. Allí estaba César Trasobares, quien fuera director ejecutivo de Art in Public Places de 1985-91, y bajo cuya dirección se llevó acabo la escultura lumínica que hoy alumbra nuestro metro aéreo así como la iluminación del Sun Trust, entre otros proyectos. La velada concluyó con un recorrido por la cede del CCE, el edificio y arco reconstruído de Douglas Entrance (fundado en los años 20), ahora casi sepultado en su esplendidez. Gracias al Fornés y a sus muchachos.

El cuento de la isla desconocida: José Saramago


Un hombre llamó a la puerta del rey y le dijo, Dame un barco. La casa del rey tenía muchas más puertas, pero aquélla era la de las peticiones. Como el rey se pasaba todo el tiempo sentado ante la puerta de los obsequios (entiéndase, los obsequios que le entregaban a él), cada vez que oía que alguien llamaba a la puerta de las peticiones se hacía el desentendido, y sólo cuando el continuo repiquetear de la aldaba de bronce subía a un tono, más que notorio, escandaloso, impidiendo el sosiego de los vecinos (las personas comenzaban a murmurar, Qué rey tenemos, que no atiende), daba orden al primer secretario para que fuera a ver lo que quería el impetrante, que no había manera de que se callara. Entonces, el primer secretario llamaba al segundo secretario, éste llamaba al tercero, que mandaba al primer ayudante, que a su vez mandaba al segundo, y así hasta llegar a la mujer de la limpieza que, no teniendo en quién mandar, entreabría la puerta de las peticiones y preguntaba por el resquicio, Y tú qué quieres. El suplicante decía a lo que venía, o sea, pedía lo que tenía que pedir, después se instalaba en un canto de la puerta, a la espera de que el requerimiento hiciese, de uno en uno, el camino contrario, hasta llegar al rey. Ocupado como siempre estaba con los obsequios, el rey demoraba la respuesta, y ya no era pequeña señal de atención al bienestar y felicidad del pueblo cuando pedía un informe fundamentado por escrito al primer secretario que, excusado será decirlo, pasaba el encargo al segundo secretario, éste al tercero, sucesivamente, hasta llegar otra vez a la mujer de la limpieza, que opinaba sí o no de acuerdo con el humor con que se hubiera levantado.

Sin embargo, en el caso del hombre que quería un barco, las cosas no ocurrieron así. Cuando la mujer de la limpieza le preguntó por el resquicio de la puerta, Y tú qué quieres, el hombre, en vez de pedir, como era la costumbre de todos, un título, una condecoración, o simplemente dinero, respondió. Quiero hablar con el rey, Ya sabes que el rey no puede venir, está en la puerta de los obsequios, respondió la mujer, Pues entonces ve y dile que no me iré de aquí hasta que él venga personalmente para saber lo que quiero, remató el hombre, y se tumbó todo lo largo que era en el rellano, tapándose con una manta porque hacía frío. Entrar y salir sólo pasándole por encima. Ahora, bien, esto suponía un enorme problema, si tenemos en consideración que, de acuerdo con la pragmática de las puertas, sólo se puede atender a un suplicante cada vez, de donde resulta que mientras haya alguien esperando una respuesta, ninguna otra persona podrá aproximarse para exponer sus necesidades o sus ambiciones. A primera vista, quien ganaba con este artículo del reglamento era el rey, puesto que al ser menos numerosa la gente que venía a incomodarlo con lamentos, más tiempo tenía, y más sosiego, para recibir, contemplar y guardar los obsequios. A segunda vista, sin embargo, el rey perdía, y mucho, porque las protestas públicas, al notarse que la respuesta tardaba más de lo que era justo, aumentaban gravemente el descontento social, lo que, a su vez, tenía inmediatas y negativas consecuencias en el flujo de obsequios. En el caso que estamos narrando, el resultado de la ponderación entre los beneficios y los perjuicios fue que el rey, al cabo de tres días, y en real persona, se acercó a la puerta de las peticiones, para saber lo que quería el entrometido que se había negado a encaminar el requerimiento por las pertinentes vías burocráticas. Abre la puerta, dijo el rey a la mujer de la limpieza, y ella preguntó, Toda o sólo un poco.

El rey dudó durante un instante, verdaderamente no le gustaba mucho exponerse a los aires de la calle, pero después reflexionó que parecería mal, aparte de ser indigno de su majestad, hablar con un súbdito a través de una rendija, como si le tuviese miedo, sobre todo asistiendo al coloquio la mujer de la limpieza, que luego iría por ahí diciendo Dios sabe qué, De par en par, ordenó. El hombre que quería un barco se levantó del suelo cuando comenzó a oír los ruidos de los cerrojos, enrolló la manta y se puso a esperar. Estas señales de que finalmente alguien atendería y que por tanto el lugar pronto quedaría desocupado, hicieron aproximarse a la puerta a unos cuantos aspirantes a la liberalidad del trono que andaban por allí, prontos para asaltar el puesto apenas quedase vacío. La inopinada aparición del rey (nunca una tal cosa había sucedido desde que usaba corona en la cabeza) causó una sorpresa desmedida, no sólo a los dichos candidatos, sino también entre la vecindad que, atraída por el alborozo repentino, se asomó a las ventanas de las casas, en el otro lado de la calle. La única persona que no se sorprendió fue el hombre que vino a pedir un barco. Calculaba él, y acertó en la previsión, que el rey, aunque tardase tres días, acabaría sintiendo la curiosidad de ver la cara de quien, nada más y nada menos, con notable atrevimiento, lo había mandado llamar. Dividido entre la curiosidad irreprimible y el desagrado de ver tantas personas juntas, el rey, con el peor de los modos, preguntó tres preguntas seguidas, Tú qué quieres, Por qué no dijiste lo que querías, Te crees que no tengo nada más que hacer, pero el hombre sólo respondió a la primera pregunta, Dame un barco, dijo. El asombro dejó al rey hasta tal punto desconcertado que la mujer de la limpieza se vio obligada a acercarle una silla de enea, la misma en que ella se sentaba cuando necesitaba trabajar con el hilo y la aguja, pues, además de la limpieza, tenía también la responsabilidad de algunas tareas menores de costura en el palacio, como zurcir las medias de los pajes. Mal sentado, porque la silla de enea era mucho más baja que el trono, el rey buscaba la mejor manera de acomodar las piernas, ora encogiéndolas, ora extendiéndolas para los lados, mientras el hombre que quería un barco esperaba con paciencia la pregunta que seguiría, Y tú para qué quieres un barco, si puede saberse, fue lo que el rey preguntó cuando finalmente se dio por instalado con sufrible comodidad en la silla de la mujer de la limpieza, Para buscar la isla desconocida, respondió el hombre. Qué isla desconocida, preguntó el rey, disimulando la risa, como si tuviese enfrente a un loco de atar, de los que tienen manías de navegaciones, a quien no sería bueno contrariar así de entrada, La isla desconocida, repitió el hombre, Hombre, ya no hay islas desconocidas, Quién te ha dicho, rey, que ya no hay islas desconocidas, Están todas en los mapas, En los mapas están sólo las islas conocidas, Y qué isla desconocida es esa que tú buscas, Si te lo pudiese decir, entonces no sería desconocida, A quién has oído hablar de ella, preguntó el rey, ahora más serio, A nadie, En ese caso, por qué te empeñas en decir que ella existe, Simplemente porque es imposible que no exista una isla desconocida, Y has venido aquí para pedirme un barco, Sí, vine aquí para pedirte un barco, Y tú quién eres para que yo te lo dé, Y tú quién eres para no dármelo, Soy el rey de este reino y los barcos del reino me pertenecen todos, Más les pertenecerás tú a ellos que ellos a ti, Qué quieres decir, preguntó el rey inquieto, Que tú sin ellos nada eres, y que ellos, sin ti, pueden navegar siempre, Bajo mis órdenes, con mis pilotos y mis marineros, No te pido marineros ni piloto, sólo te pido un barco, Y esa isla desconocida, si la encuentras, será para mí, A ti, rey, sólo te interesan las islas conocidas. También me interesan las desconocidas, cuando dejan de serlo, Tal vez ésta no se deje conocer, Entonces no te doy el barco, Darás.

Al oír esta palabra, pronunciada con tranquila firmeza, los aspirantes a la puerta de las peticiones, en quienes, minuto tras minuto, desde el principio de la conversación iba creciendo la impaciencia, más por librarse de él que por simpatía solidaria, resolvieron intervenir en favor del hombre que quería el barco, comenzando a gritar. Dale el barco, dale el barco. El rey abrió la boca para decirle a la mujer de la limpieza que llamara a la guardia del palacio para que estableciera inmediatamente el orden público e impusiera disciplina, pero, en ese momento, las vecinas que asistían a la escena desde las ventanas se unieron al coro con entusiasmo, gritando como los otros, Dale el barco, dale el barco. Ante tan ineludible manifestación de voluntad popular y preocupado con lo que, mientras tanto, habría perdido en la puerta de los obsequios, el rey levantó la mano derecha imponiendo silencio y dijo, Voy a darte un barco, pero la tripulación tendrás que conseguirla tú, mis marineros me son precisos para las islas conocidas. Los gritos de aplauso del público no dejaron que se percibiese el agradecimiento del hombre que vino a pedir un barco, por el movimiento de los labios tanto podría haber dicho Gracias, mi señor, como Ya me las arreglaré, pero lo que nítidamente se oyó fue lo que a continuación dijo el rey, Vas al muelle, preguntas por el capitán del puerto, le dices que te mando yo, y él que te dé el barco, llevas mi tarjeta.

El hombre que iba a recibir un barco leyó la tarjeta de visita, donde decía Rey debajo del nombre del rey, y eran éstas las palabras que él había escrito sobre el hombro de la mujer de la limpieza, Entrega al portador un barco, no es necesario que sea grande, pero que navegue bien y sea seguro, no quiero tener remordimientos en la conciencia si las cosas ocurren mal. Cuando el hombre levantó la cabeza, se supone que esta vez iría a agradecer la dádiva, el rey ya se había retirado, sólo estaba la mujer de la limpieza mirándolo con cara de circunstancias. El hombre bajó del peldaño de la puerta, señal de que los otros candidatos podían avanzar por fin, superfluo será explicar que la confusión fue indescriptible, todos queriendo llegar al sitio en primer lugar, pero con tan mala suerte que la puerta ya estaba cerrada otra vez. La aldaba de bronce volvió a llamar a la mujer de la limpieza, pero la mujer de la limpieza no está, dio la vuelta y salió con el cubo y la escoba por otra puerta, la de las decisiones, que apenas es usada, pero cuando lo es, lo es. Ahora sí, ahora se comprende el porqué de la cara de circunstancias con que la mujer de la limpieza estuvo mirando, ya que, en ese preciso momento, había tomado la decisión de seguir al hombre así que él se dirigiera al puerto para hacerse cargo del barco. Pensó que ya bastaba de una vida de limpiar y lavar palacios, que había llegado la hora de mudar de oficio, que lavar y limpiar barcos era su vocación verdadera, al menos en el mar el agua no le faltaría. No imagina el hombre que, sin haber comenzado a reclutar la tripulación, ya lleva detrás a la futura responsable de los baldeos y otras limpiezas, también es de este modo como el destino acostumbra a comportarse con nosotros, ya está pisándonos los talones, ya extendió la mano para tocarnos en el hombro, y nosotros todavía vamos murmurando, Se acabó, no hay nada más que ver, todo es igual.
Andando, andando, el hombre llegó al puerto, fue al muelle, preguntó por el capitán, y mientras venía, se puso a adivinar cuál sería, de entre los barcos que allí estaban, el que iría a ser suyo, grande ya sabía que no, la tarjeta de visita del rey era muy clara en este punto, por consiguiente quedaban descartados los paquebotes, los cargueros y los navíos de guerra, tampoco podría ser tan pequeño que aguantase mal las fuerzas del viento y los rigores del mar, en este punto también había sido categórico el rey, que navegue bien y sea seguro, fueron éstas sus formales palabras, excluyendo así explícitamente los botes, las falúas y las chalupas, que siendo buenos navegantes, y seguros, cada uno conforme a su condición, no nacieron para surcar los océanos, que es donde se encuentran las islas desconocidas. Un poco apartada de allí, escondida detrás de unos bidones, la mujer de la limpieza pasó los ojos por los barcos atracados, Para mi gusto, aquél, pensó, aunque su opinión no contaba, ni siquiera había sido contratada, vamos a oír antes lo que dirá el capitán del puerto. El capitán vino, leyó la tarjeta, miró al hombre de arriba abajo y le hizo la pregunta que al rey no se le había ocurrido, Sabes navegar, tienes carnet de navegación, a lo que el hombre respondió, Aprenderé en el mar. El capitán dijo, No te lo aconsejaría, capitán soy yo, y no me atrevo con cualquier barco, Dame entonces uno con el que pueda atreverme, no, uno de ésos no, dame un barco que yo respete y que pueda respetarme a mí, Ese lenguaje es de marinero, pero tú no eres marinero, Si tengo el lenguaje, es como si lo fuese. El capitán volvió a leer la tarjeta del rey, después preguntó, Puedes decirme para qué quieres el barco, Para ir en busca de la isla desconocida, Ya no hay islas desconocidas, Lo mismo me dijo el rey, Lo que él sabe de islas lo aprendió conmigo, Es extraño que tú, siendo hombre de mar, me digas eso, que ya no hay islas desconocidas, hombre de tierra soy yo, y no ignoro que todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas, Pero tú, si bien entiendo, vas a la búsqueda de una donde nadie haya desembarcado nunca, Lo sabré cuando llegue, Si llegas, Sí, a veces se naufraga en el camino, pero si tal me ocurre, deberás escribir en los anales del puerto que el punto adonde llegué fue ése, Quieres decir que llegar, se llega siempre, No serías quien eres si no lo supieses ya. El capitán del puerto dijo, Voy a darte la embarcación que te conviene. Cuál, Es un barco con mucha experiencia, todavía del tiempo en que toda la gente andaba buscando islas desconocidas, Cuál, Creo que incluso encontró algunas, Cuál, Aquél.

Así que la mujer de la limpieza percibió para dónde apuntaba el capitán, salió corriendo de detrás de los bidones y gritó, Es mi barco, es mi barco, hay que perdonarle la insólita reivindicación de propiedad, a todo título abusiva, el barco era aquel que le había gustado, simplemente. Parece una carabela, dijo el hombre, Más o menos, concordó el capitán, en su origen era una carabela, después pasó por arreglos y adaptaciones que la modificaron un poco, Pero continúa siendo una carabela, Sí, en el conjunto conserva el antiguo aire, Y tiene mástiles y velas, Cuando se va en busca de islas desconocidas, es lo más recomendable. La mujer de la limpieza no se contuvo, Para mí no quiero otro, Quién eres tú, preguntó el hombre, No te acuerdas de mí, No tengo idea, Soy la mujer de la limpieza, Qué limpieza, La del palacio del rey, La que abría la puerta de las peticiones, No había otra, Y por qué no estás en el palacio del rey, limpiando y abriendo puertas, Porque las puertas que yo quería ya fueron abiertas y porque de hoy en adelante sólo limpiaré barcos, Entonces estás decidida a ir conmigo en busca de la isla desconocida, Salí del palacio por la puerta de las decisiones, Siendo así, ve para la carabela, mira cómo está aquello, después del tiempo pasado debe precisar de un buen lavado, y ten cuidado con las gaviotas, que no son de fiar, No quieres venir conmigo a conocer tu barco por dentro, Dijiste que era tuyo, Disculpa, fue sólo porque me gustó, Gustar es probablemente la mejor manera de tener, tener debe de ser la peor manera de gustar. El capitán del puerto interrumpió la conversación, Tengo que entregar las llaves al dueño del barco, a uno o a otro, resuélvanlo, a mí tanto me da, Los barcos tienen llave, preguntó el hombre, Para entrar, no, pero allí están las bodegas y los pañoles, y el camarote del comandante con el diario de a bordo, Ella que se encargue de todo, yo voy a reclutar la tripulación, dijo el hombre, y se apartó.

La mujer de la limpieza fue a la oficina del capitán para recoger las llaves, después entró en el barco, dos cosas le valieron, la escoba del palacio y el aviso contra las gaviotas, todavía no había acabado de atravesar la pasarela que unía la amurada al atracadero y ya las malvadas se precipitaban sobre ella gritando, furiosas, con las fauces abiertas, como si la fueran a devorar allí mismo. No sabían con quién se enfrentaban. La mujer de la limpieza posó el cubo, se guardó las llaves en el seno, plantó bien los pies en la pasarela y, remolineando la escoba como si fuese un espadón de los buenos tiempos, consiguió poner en desbandada a la cuadrilla asesina. Sólo cuando entró en el barco comprendió la ira de las gaviotas, había nidos por todas partes, muchos de ellos abandonados, otros todavía con huevos, y unos pocos con gaviotillas de pico abierto, a la espera de comida, Pues sí, pero será mejor que se muden de aquí, un barco que va en busca de la isla desconocida no puede tener este aspecto, como si fuera un gallinero, dijo. Tiró al agua los nidos vacíos, los otros los dejó, luego veremos.

Después se remangó las mangas y se puso a lavar la cubierta. Cuando acabó la dura tarea, abrió el pañol de las velas y procedió a un examen minucioso del estado de las costuras, tanto tiempo sin ir al mar y sin haber soportado los estirones saludables del viento. Las velas son los músculos del barco, basta ver cómo se hinchan cuando se esfuerzan, pero, y eso mismo les sucede a los músculos, si no se les da uso regularmente, se aflojan, se ablandan, pierden nervio. Y las costuras son los nervios de las velas, pensó la mujer de la limpieza, contenta por aprender tan de prisa el arte de la marinería. Encontró deshilachadas algunas bastillas, pero se conformó con señalarlas, dado que para este trabajo no le servían la aguja y el hilo con que zurcía las medias de los pajes antiguamente, o sea, ayer. En cuanto a los otros pañoles, enseguida vio que estaban vacíos. Que el de la pólvora estuviese desabastecido, salvo un polvillo negro en el fondo, que al principio le parecieron cagaditas de ratón, no le importó nada, de hecho no está escrito en ninguna ley, por lo menos hasta donde la sabiduría de una mujer de la limpieza es capaz de alcanzar, que ir por una isla desconocida tenga que ser forzosamente una empresa de guerra. Ya le enfadó, y mucho, la falta absoluta de municiones de boca en el pañol respectivo, no por ella, que estaba de sobra acostumbrada al mal rancho del palacio, sino por el hombre al que dieron este barco, no tarda que el sol se ponga, y él aparecerá por ahí clamando que tiene hambre, que es el dicho de todos los hombres apenas entran en casa, como si sólo ellos tuviesen estómago y sufriesen de la necesidad de llenarlo, Y si trae marineros para la tripulación, que son unos ogros comiendo, entonces no sé cómo nos vamos a gobernar, dijo la mujer de la limpieza.

No merecía la pena preocuparse tanto. El sol acababa de sumirse en el océano cuando el hombre que tenía un barco surgió en el extremo del muelle. Traía un bulto en la mano, pero venía solo y cabizbajo. La mujer de la limpieza fue a esperarlo a la pasarela, antes de que abriera la boca para enterarse de cómo había transcurrido el resto del día, él dijo, Estate tranquila, traigo comida para los dos, Y los marineros, preguntó ella, Como puedes ver, no vino ninguno, Pero los dejaste apalabrados, al menos, volvió a preguntar ella, Me dijeron que ya no hay islas desconocidas, y que, incluso habiéndolas, no iban a dejar el sosiego de sus lares y la buena vida de los barcos de línea para meterse en aventuras oceánicas, a la búsqueda de un imposible, como si todavía estuviéramos en el tiempo del mar tenebroso, Y tú qué les respondiste, Que el mar es siempre tenebroso, Y no les hablaste de la isla desconocida, Cómo podría hablarles de una isla desconocida, si no la conozco, Pero tienes la certeza de que existe, Tanta como de que el mar es tenebroso, En este momento, visto desde aquí, con las aguas color de jade y el cielo como un incendio, de tenebroso no le encuentro nada, Es una ilusión tuya, también las islas a veces parece que fluctúan sobre las aguas y no es verdad, Qué piensas hacer, si te falta una tripulación, Todavía no lo sé, Podríamos quedarnos a vivir aquí, yo me ofrecería para lavar los barcos que vienen al muelle, y tú, Y yo, Tendrás un oficio, una profesión, como ahora se dice, Tengo, tuve, tendré si fuera preciso, pero quiero encontrar la isla desconocida, quiero saber quién soy yo cuando esté en ella, No lo sabes, Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual. El incendio del cielo iba languideciendo, el agua de repente adquirió un color morado, ahora ni la mujer de la limpieza dudaría que el mar es de verdad tenebroso, por lo menos a ciertas horas.

Dijo el hombre, Dejemos las filosofías para el filósofo del rey, que para eso le pagan, ahora vamos a comer, pero la mujer no estuvo de acuerdo, Primero tienes que ver tu barco, sólo lo conoces por fuera. Qué tal lo encontraste, Hay algunas costuras de las velas que necesitan refuerzo, Bajaste a la bodega, encontraste agua abierta, En el fondo hay alguna, mezclada con el lastre, pero eso me parece que es lo apropiado, le hace bien al barco, Cómo aprendiste esas cosas, Así, Así cómo, Como tú, cuando dijiste al capitán del puerto que aprenderías a navegar en la mar, Todavía no estamos en el mar, Pero ya estamos en el agua, Siempre tuve la idea de que para la navegación sólo hay dos maestros verdaderos, uno es el mar, el otro es el barco, Y el cielo, te olvidas del cielo, Sí, claro, el cielo, Los vientos, Las nubes, El cielo, Sí, el cielo.

En menos de un cuarto de hora habían acabado la vuelta por el barco, una carabela, incluso transformada, no da para grandes paseos. Es bonita, dijo el hombre, pero si no consigo tripulantes suficientes para la maniobra, tendré que ir a decirle al rey que ya no la quiero, Te desanimas a la primera contrariedad, La primera contrariedad fue esperar al rey tres días, y no desistí, Si no encuentras marineros que quieran venir, ya nos las arreglaremos los dos, Estás loca, dos personas solas no serían capaces de gobernar un barco de éstos, yo tendría que estar siempre al timón, y tú, ni vale la pena explicarlo, es una locura, Después veremos, ahora vamos a cenar. Subieron al castillo de popa, el hombre todavía protestando contra lo que llamara locura, allí la mujer de la limpieza abrió el fardel que él había traído, un pan, queso curado, de cabra, aceitunas, una botella de vino. La luna ya estaba a medio palmo sobre el mar, las sombras de la verga y del mástil grande vinieron a tumbarse a sus pies.

Es realmente bonita nuestra carabela, dijo la mujer, y enmendó enseguida, La tuya, tu carabela, Supongo que no será mía por mucho tiempo, Navegues o no navegues con ella, la carabela es tuya, te la dio el rey, Se la pedí para buscar una isla desconocida, Pero estas cosas no se hacen de un momento para otro, necesitan su tiempo, ya mi abuelo decía que quien va al mar se avía en tierra, y eso que él no era marinero, Sin marineros no podremos navegar, Eso ya lo has dicho, Y hay que abastecer el barco de las mil cosas necesarias para un viaje como éste, que no se sabe adónde nos llevará, Evidentemente, y después tendremos que esperar a que sea la estación apropiada, y salir con marea buena, y que venga gente al puerto a desearnos buen viaje, Te estás riendo de mí, Nunca me reiría de quien me hizo salir por la puerta de las decisiones, Discúlpame, Y no volveré a pasar por ella, suceda lo que suceda. La luz de la luna iluminaba la cara de la mujer de la limpieza, Es bonita, realmente es bonita, pensó el hombre, y esta vez no se refería a la carabela. La mujer, ésa, no pensó nada, lo habría pensado todo durante aquellos tres días, cuando entreabría de vez en cuando la puerta para ver si aquél aún continuaba fuera, a la espera. No sobró ni una miga de pan o de queso, ni una gota de vino, los huesos de las aceitunas fueron a parar al agua, el suelo está tan limpio como quedó cuando la mujer de la limpieza le pasó el último paño. La sirena de un paquebote que se hacía a la mar soltó un ronquido potente, como debieron de ser los del leviatán, y la mujer dijo, Cuando sea nuestra vez, haremos menos ruido. A pesar de que estaban en el interior del muelle, el agua se onduló un poco al paso del paquebote, y el hombre dijo, Pero nos balancearemos mucho más. Se rieron los dos, después se callaron, pasado un rato uno de ellos opinó que lo mejor sería irse a dormir. No es que yo tenga mucho sueño, y el otro concordó, Ni yo, después se callaron otra vez, la luna subió y continuó subiendo, a cierta altura la mujer dijo, Hay literas abajo, y el hombre dijo, Sí, y entonces fue cuando se levantaron y descendieron a la cubierta, ahí la mujer dijo, Hasta mañana, yo voy para este lado, y el hombre respondió, Y yo para éste, hasta mañana, no dijeron babor o estribor, probablemente porque todavía están practicando en las artes. La mujer volvió atrás, Me había olvidado, se sacó del bolsillo dos cabos de velas, Los encontré cuando limpiaba, pero no tengo cerillas, Yo tengo, dijo el hombre. Ella mantuvo las velas, una en cada mano, él encendió un fósforo, después, abrigando la llama bajo la cúpula de los dedos curvados la llevó con todo el cuidado a los viejos pabilos, la luz prendió, creció lentamente como la de la luna, bañó la cara de la mujer de la limpieza, no sería necesario decir que él pensó, Es bonita, pero lo que ella pensó, sí, Se ve que sólo tiene ojos para la isla desconocida, he aquí cómo se equivocan las personas interpretando miradas, sobre todo al principio. Ella le entregó una vela, dijo, Hasta mañana, duerme bien, él quiso decir lo mismo, de otra manera, Que tengas sueños felices, fue la frase que le salió, dentro de nada, cuando esté abajo, acostado en su litera, se le ocurrirán otras frases, más espiritosas, sobre todo más insinuantes, como se espera que sean las de un hombre cuando está a solas con una mujer. Se preguntaba si ella dormiría, si habría tardado en entrar en el sueño, después imaginó que andaba buscándola y no la encontraba en ningún sitio, que estaban perdidos los dos en un barco enorme, el sueño es un prestidigitador hábil, muda las proporciones de las cosas y sus distancias, separa a las personas y ellas están juntas, las reúne, y casi no se ven una a otra, la mujer duerme a pocos metros y él no sabe cómo alcanzarla, con lo fácil que es ir de babor a estribor.

Le había deseado buenos sueños, pero fue él quien se pasó toda la noche soñando. Soñó que su carabela navegaba por alta mar, con las tres velas triangulares gloriosamente hinchadas, abriendo camino sobre las olas, mientras él manejaba la rueda del timón y la tripulación descansaba a la sombra. No entendía cómo estaban allí los marineros que en el puerto y en la ciudad se habían negado a embarcar con él para buscar la isla desconocida, probablemente se arrepintieron de la grosera ironía con que lo trataron. Veía animales esparcidos por la cubierta, patos, conejos, gallinas, lo habitual de la crianza doméstica, comiscando los granos de millo o royendo las hojas de col que un marinero les echaba, no se acordaba de cuándo los habían traído para el barco, fuese como fuese, era natural que estuviesen allí, imaginemos que la isla desconocida es, como tantas veces lo fue en el pasado, una isla desierta, lo mejor será jugar sobre seguro, todos sabemos que abrir la puerta de la conejera y agarrar un conejo por las orejas siempre es más fácil que perseguirlo por montes y valles. Del fondo de la bodega sube ahora un relincho de caballos, de mugidos de bueyes, de rebuznos de asnos, las voces de los nobles animales necesarios para el trabajo pesado, y cómo llegaron ellos, cómo pueden caber en una carabela donde la tripulación humana apenas tiene lugar, de súbito el viento dio una cabriola, la vela mayor se movió y ondeó, detrás estaba lo que antes no se veía, un grupo de mujeres que incluso sin contarlas se adivinaba que eran tantas cuantos los marineros, se ocupan de sus cosas de mujeres, todavía no ha llegado el tiempo de ocuparse de otras, está claro que esto sólo puede ser un sueño, en la vida real nunca se ha viajado así. El hombre del timón buscó con los ojos a la mujer de la limpieza y no la vio. Tal vez esté en la litera de estribor, descansando de la limpieza de la cubierta, pensó, pero fue un pensar fingido, porque bien sabe, aunque tampoco sepa cómo lo sabe, que ella a última hora no quiso venir, que saltó para el embarcadero, diciendo desde allí, Adiós, adiós, ya que sólo tienes ojos para la isla desconocida, me voy, y no era verdad, ahora mismo andan los ojos de él pretendiéndola y no la encuentran.

En este momento se cubrió el cielo y comenzó a llover y, habiendo llovido, principiaron a brotar innumerables plantas de las filas de sacos de tierra alineados a lo largo de la amurada, no están allí porque se sospeche que no haya tierra bastante en la isla desconocida, sino porque así se ganará tiempo, el día que lleguemos sólo tendremos que trasplantar los árboles frutales, sembrar los granos de las pequeñas cosechas que van madurando aquí, adornar los jardines con las flores que abrirán de estos capullos. El hombre del timón pregunta a los marineros que descansan en cubierta si avistan alguna isla desconocida, y ellos responden que no ven ni de unas ni de otras, pero que están pensando desembarcar en la primera tierra habitada que aparezca, siempre que haya un puerto donde fondear, una taberna donde beber y una cama donde folgar, que aquí no se puede, con toda esta gente junta. Y la isla desconocida, preguntó el hombre del timón, La isla desconocida es cosa inexistente, no pasa de una idea de tu cabeza, los geógrafos del rey fueron a ver en los mapas y declararon que islas por conocer es cosa que se acabó hace mucho tiempo, Debieron haberse quedado en la ciudad, en lugar de venir a entorpecerme la navegación, Andábamos buscando un lugar mejor para vivir y decidimos aprovechar tu viaje, No son marineros, Nunca lo fuimos, Solo no seré capaz de gobernar el barco, Haber pensado en eso antes de pedírselo al rey, el mar no enseña a navegar. Entonces el hombre del timón vio tierra a lo lejos y quiso pasar adelante, hacer cuenta de que ella era el reflejo de otra tierra, una imagen que hubiese venido del otro lado del mundo por el espacio, pero los hombres que nunca habían sido marineros protestaron, dijeron que era allí mismo donde querían desembarcar, Esta es una isla del mapa, gritaron, te mataremos si no nos llevas. Entonces, por sí misma, la carabela viró la proa en dirección a tierra, entró en el puerto y se encostó a la muralla del embarcadero, Pueden irse, dijo el hombre del timón, acto seguido salieron en orden, primero las mujeres, después los hombres, pero no se fueron solos, se llevaron con ellos los patos, los conejos y las gallinas, se llevaron los bueyes, los asnos y los caballos, y hasta las gaviotas, una tras otra, levantaron el vuelo y se fueron del barco, transportando en el pico a sus gaviotillas, proeza que no habían acometido nunca, pero siempre hay una primera vez. El hombre del timón contempló la desbandada en silencio, no hizo nada para retener a quienes lo abandonaban, al menos le habían dejado los árboles, los trigos y las flores, con las trepadoras que se enrollaban a los mástiles y pendían de la amurada como festones.

Debido al atropello de la salida se habían roto y derramado los sacos de tierra, de modo que la cubierta era como un campo labrado y sembrado, sólo falta que caiga un poco más de lluvia para que sea un buen año agrícola. Desde que el viaje a la isla desconocida comenzó, no se ha visto comer al hombre del timón, debe de ser porque está soñando, apenas soñando, y si en el sueño les apeteciese un trozo de pan o una manzana, sería un puro invento, nada más. Las raíces de los árboles están penetrando en el armazón del barco, no tardará mucho en que estas velas hinchadas dejen de ser necesarias, bastará que el viento sople en las copas y vaya encaminando la carabela a su destino. Es un bosque que navega y se balancea sobre las olas, un bosque en donde, sin saberse cómo, comenzaron a cantar pájaros, estarían escondidos por ahí y pronto decidieron salir a la luz, tal vez porque la cosecha ya esté madura y es la hora de la siega. Entonces el hombre fijó la rueda del timón y bajó al campo con la hoz en la mano, y, cuando había segado las primeras espigas, vio una sombra al lado de su sombra. Se despertó abrazado a la mujer de la limpieza, y ella a él, confundidos los cuerpos, confundidas las literas, que no se sabe si ésta es la de babor o la de estribor. Después, apenas el sol acabó de nacer, el hombre y la mujer fueron a pintar en la proa del barco, de un lado y de otro, en blancas letras, el nombre que todavía le faltaba a la carabela. Hacia la hora del mediodía, con la marea, La Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de sí misma

Recital {Una ciudad [dentro (de otra)]}



Una ciudad dentro de otr
a: La noción de ciudad va unida a sensaciones que fijaron esa memoria: aquella plaza blanca, un beso apresurado, un discurso por altoparlante, el cine de barrio, concreto gris, olor a café recién colado, salidero de gas, gardenia, viento de mar... El tiempo no existía aún ni habíamos intuido el odio. La ciudad inmisericorde me devuelve la sensación insuperable del pasado. La memoria no necesita de orden o belleza; respira seca y repentina. Pálpito de aves. Miami surge de una escisión -muchos hemos venido de algún otro lado- destinada a suplirnos la carencia. Marguerite Yourcenar, en Una vuelta por mi cárcel, halla un fondo común a toda aventura humana: “Kavafis, que aconsejaba tan magníficamente a Ulises gozar de todas las escalas antes de volver a Ítaca, recuerda asimismo a su viajero que, de hecho, jamás saldrá de su lugar de origen y que, allá donde vaya, le seguirá su propia ciudad. El hombre de Baudelaire, allá por donde vaya, no hace más que: (Mecer su) infinito sobre el infinito de los mares.”-RI


Poetas miamenses: Adrián Castro (cubano-dominicano), Alejandra Ferrazza (argentina), Carlos Pintado (cubano), Natacha Perdomo Bermudez (cubana-canadiense), Vicente Forte Sillié (venezolano), Rubí Arana (nicaragüense), Germán Guerra (cubano), Mia Leonin (norteamericana), Eduard Reboll (catalán), Jan Sebon (haitiano). Coordinación: Rosie Inguanzo.

Jueves 19 de junio, 8pm
Centro Cultural Español (CCE)
800 Douglas Rd. Suite #170
305.448.9677

miércoles, 18 de junio de 2008

Respuesta de mujer (al poder)

La respuesta de Yoani Sanchez al susodicho en Generación Y (sobre supuestos "criterios descalificatorios que Fidel Castro ha expresado sobre mí en el prólogo del libro Fidel, Bolivia y algo más") no necesita comentarios. En concertada estrategia, Yoani defiere a su esposo Reinaldo Escobar en el blog de éste Desde Aquí la defensa de su nombre. Escobar apunta: "Hago esta aclaración porque recuerdo perfectamente que fue el autor de estos reproches quien puso (u ordenó poner) la Orden José Martí en las más nefastas e inmerecidas solapas que le fue posible: Leonid Ilich Brezhnev, Nicolae Ceausescu, Todor Yivkov, Gustav Husak, Janos Kadar, Mengistu Haile Mariam, Robert Mugabe, Heng Samrin, Erich Honecker, y otros que he olvidado". Fuerte, valeroso y novedoso -teniendo en cuenta el contexto en que se produce la polémica y a quienes involucra.
Tags:

¿\/Qué/\es/\Miami/\?



Si te interesa el tema de la arquitectura y el urbanismo en el contexto de nuestro Miami, no te pierdas la conferencia de Rafael Fornés, hoy miércoles a las 8pm, en el CCE. Llegas a Douglas Entrance (coordenada 0) y te recibe una proyección de diapositivas en el patio, media hora de reposo que precede la presentación del mapa creado por el profesor de arquitectura y su estudiantes de la Universidad de Miami. Le sigue la conferencia en powerpoint que nos llevará de MiamiVenecia y MiamiRoma a MiamiHabana. Veremos el Coliseo, la catedral de Sevilla, la Fenice veneciana y las "casas-balsas" fornesianas pespunteando un futuro malecón miamense. La combinatoria incluye lo que Fornés llama "la habanización de Miami y la miamización de La Habana", reticulación de geografías, con Ritz-Carlton en la Habana y Prado y Zulueta con el Hotel Sevilla en la Miami Arena.

Miércoles 18 de junio, 8pm
Centro Cultural Español (CCE)
800 Douglas Rd. Suite #170
305.448.9677
Gratis

¿Quién es Tirofijo?

Acuso mensaje del blog de Trirofijo, blogosféricamente humorístico. El estamento "político" tirofijano queda claro en la sección "Lo peor" (podrían añadirse peores, pero este blog es demasiado "chic" para indicarlas). El reto de Tirofijo es la continuidad, para convertirse en una especie de Zig-Zag, La Mogolla o DDT (en su mejores tiempos). De cualquier manera, apropiarse del nom de guerre de Manuel Marulanda Vélez es ya un acto de militancia simbólica. ¿Por qué Tirofijo y no un mote más alquímico como, digamos, "Cmdte. Marcos"? El difunto Tirofijo, nunca fue Camilo Torres, ni Carlos Marighella, ni Farabundo Martí. Sedentario, tosco, poco locuaz, terco y artero, con una historia ideológica desastrosa, el ex-jefe de las FARC pareciera a futuras generaciones de militantes post-comunistas como una especie de doble agente "infiltrado" de la CIA designado a socavar los principios castristas/guevaristas de la Tricontinental de 1967. De cualquier manera le deseo suerte al fantasmático comandante. No vale la pena tomarse **tan** en serio.

martes, 17 de junio de 2008

Assemblage Internacional de Guitarra



The Miami Classical Guitar Society presents: Miami's 4th International Guitar Assemblage from June 20 - June 21, 2008.

Event features Night Concerts (starting at 8pm) and Master Classes. Spanish guitar virtuoso Ricardo Gallen on June 20th at Centro Cultural Espanol, and a shared duet by Cuban-American guitarist Carlos Molina and Uruguayan violinist Federico Britos on June 21st at Saint Phillips Episcopal Church. For more info and details on tickets, directions, and Master Classes visit www.miamiguitar.org

June 20th- 8pm, Ricardo Gallen
Centro Cultural Español, 800 Douglas Road, Suite 170, Coral Gables, FL 33134

June 21st- 8pm, Carlos Molina and Federico Britos
Saint Philip’s Episcopal Church, 1142 Andalusia Avenue, Coral Gables, FL 33134

On Saturday, June 21st at 10:00 am Ricardo Gallén will be offering master classes at the Centro Cultural Español. These classes are opened to the public and you may participate as an auditor or as an active performer. Those who would like to be a performer should contact the Guitar Society to reserve their turn. General admission to the concerts is $20.00. Master classes are $10.00 as an auditor, $50.00 as an active performer. Discounts for Miami Classical Guitar Society and CCE members, students, and senior citizens are available.

Inefabilidad y fascismo

Tumiamiblog

Tomar posesión del espacio es la primera prueba de la existencia ... Se trata de l
a catársis de la emoción estética en función la "cuarta dimensión" que consiste en escape ilimitado, evocado por la consonancia excepcional de los medios plásticos ... No soy consciente del milagro de la fé, pero a veces vivo ese espacio inefable de consumación de la emoción plástica ... La arquitectura, la escultura, la pintura y el tiempo, ineludiblemente nos llevan a una síntesis.--
Tomado de Espacio indecible de Le Corbusier, en El mundo del espacio (1948), y publicado nuevamente en Modulor (1950).
_____________________
La idea apollinaireana del arte como puerta de acceso catártica a la cuarta dimensión aparece, como por arte de magia, en los escritos de Le Corbusier inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. ¿A qué viene esa andanada metafísica en un escritor de estilo terso y pragmático? Es el mismo Corbusier que abandona su estudio parisino en plena ocupación alemana en 1940 para trasladarse al sur, a la zona controlada por la administración colaboracionista del mariscal Pètain. En Ozon, los pirineos, Corbusier escribe 18 meses, pintando y viajando a la capital de la zona desmilitarizada, convenciendo a la administración petainista de su plan urbano para la reconstrucción de la Francia futura de posguerra (desengavetándose otro proyecto para Argelia). Bienvenido a La Ville radieuse (versión utópica, clasista y fordista del Corbusier de los años 30 desencantado con la democracia) adaptadada al sindicalismo fascista del entonces ministro del trabajo en Vichy, Hubert Lagardelle. El coqueteo le gana al gran arquitecto un puesto de "consejero urbanístico" en el nuevo gobierno. Cuando el proyecto es rechazado*, Corbusier, desilusionado y despechado, halla refugio... en la inefabilidad del espacio. ¿Qué es lo que tiene ese espacio estético/metafísico? El paralelo entre "la vuelta" de Corbusier a lo inefable y el llamado "Kehre" del Heidegger -lingüísticamente- decepcionado con el nacionalsocialismo, es más que obvio (aunque ese no es mi punto ahora). Para los defensores de Corbusier, esa "vuelta" a lo inefable es la cota que divide al tecnócrata protofacista del arquitecto proteico, a la "emoción plástica pura" y la geometría racionalista del Corbusier temprano del expresionismo místico y por venir de Notre Dame du Haut en Ronchamp.
________________________
* En el plan original corbusieriano, el estado es suplantado por una especie de superburocracia a-la-Unión-Europea.

lunes, 16 de junio de 2008

P¨e¨y¨o¨t¨e

Si las puertas de la percepción quedaran depuradas, todo se habría de mostrar al
hombre tal cual es: infinito.
William Blake

Vernos a nosotros mismos como los demás nos ven es un don en extremo
conveniente. Pero ¿qué pasa si los demás pertenecen a una especie distinta y habitan en un universo radicalmente extraño? Por ejemplo, ¿cómo puede el cuerdo llegar a saber o que realmente se siente cuando se está loco? O, a menos que también se haya nacido visionario, médium o genio musical, ¿cómo podemos visitar los mundos en los que Blake, Swedenborg o Johann Sebastián Bach se sentían en su casa? Y ¿cómo puede un hombre que se halla en los límites extremos de la ectomorfia y cerebrotonía ponerse en el lugar de otro situado en los límites de la endomorfia o viscerectonía o, salvo en ciertas zonas muy circunscriptas, compartir los sentimientos de quien se encuentra- en los límites de la mesomorfia o somatotonía? Supongo que estas preguntas carecen de sentido para el conductivista atento únicamente a los comportamientos. Pero, para quienes teóricamente creen lo que en la práctica saben que es verdad -concretamente, que hay un interior para la experiencia, lo mismo que un exterior, son problemas reales, tanto más graves cuanto que algunos son completamente insolubles. Nunca sabré que se siente cuando se es un Sir John Falstaff o un Joe Louis.-- Aldous Huxley, Las puertas de la percepción.