domingo, 24 de agosto de 2008

Nilo chupaba durofrío


Ramón Williams
Ilustración: William Ríos

En la acuarela del L.T. se alzaba la figura de un hombre que le hablaba a miles de manchas anaranjadas del fondo. El hombre había descendido del barquito seguido de los hombres que soportaban el agua fría. Junto a ellos él había peleado en la guerra, junto a ellos le creció la barba. Era el jefe. El apuntaba con el dedo al cielo, a la bandera, a la tierra que las manchitas y Nilo debían defender al precio que fuera necesario. Pero a tanto tiempo de aquella pelea, qué podía ser la barba sino un recuerdo. Las manchitas alzaban pancartas, daban las gracias al de la barba, le ofrecían su casa y la última gota de sangre. Eran abundantes manchitas y no podían estar equivocadas. ¿Qué cosa era un vampiro? El día que la makarenko se marchaba, llevó de la mano a Nilo hasta la puerta. “Te animarás con muñequitos rusos, querrás mucho a quien tu sabes y no me olvidarás nunca. Sólo así serás de grande un hombre del dos mil.” Dijo ella y suavemente posó sus labios en los labios del niño. Atrapado en aquel beso Nilo no pronunció palabra. La vio partir por la calle más larga del barrio, junto a las primeras flores caídas de la cuaresma. El viento sur soplaba. Las makarencos que vinieron antes no se marchaban así, no se les veía partir. Daban clases unas semanas, a veces vigiladas por maestras más viejas y luego desaparecían sin avisar. Después las clases quedaban a cargo de señoras empolvadas con voces gastadas, miradas dulces y arrugadas. Con la joven Nilo sentía que una fuerza maravillosa lo alentaba a recordarla. Ansiaba que la muchacha volviera a fin de curso, al siguiente año o allá lejos, en la secundaria. Ella regresaría, mientras tanto sus labios de niño seguirían creciendo. El niño fabricaría para ella un enorme beso de novios hecho de secreto y espera.

La primavera.

Nilo chupaba durofríos, hacía tareas de Botánica e Historia Antigua cuando su corazón comenzó a latir al ritmo de la nación. La noticia recorrió el país y el mundo con la potencia de un rayo: Elementos antisociales penetran por la fuerza en la embajada del Perú. Guardia de posta asesinado en la acción. Los elementos se acogen a ley de extraterritorialidad… Nilo aprendía palabras nuevas: lúmpen, apátrida, escoria; lo que se dice lacra era la gente aquella, capaz de matar por abandonar la tierra que los parió. Insólito, lo cierto es que cientos de miles de individuos se sumaron a los primeros en unos pocos días.

8 comentarios:

  1. Jajaja. Las makarenkos venian con mucha ilusion de lavarnos el cerebro... y que buenas estaban!

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  2. Nilo: Creo que la escoria cambió el curso del asunto... cuando vi los actos de repudio me dije: "de aquí hay que irse como sea". La despedida de la última noche, en el puerto del Mariel fue de lo más fuerte que he vivido

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  3. Hubo que irse, hay que irse, habrá que irse. Llegar no es tan importante como irse. Un buen irse es una suerte de llegar en sí.

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  4. Que mal recuerdo coño.
    Ojalá Cuba no tenga que volver a vivir otro de esos progroms.

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