Jesús Rosado
La gran reforma del tango se remonta a los 50 cuando los músicos Mariano Mores y Anibal Troilo reconsideraron su bohemia e incorporaron innovaciones sonoras y literarias. Pero fue el temperamento de Astor Piazolla el que consumaría su conversión a los nuevos tiempos, un revisionismo autoral que fue tan radical -a la par que atractivo- que parecía que el género estaba al tope de las recontextualizaciones. Era como si los placeres del tanguero hubiesen colmado el techo. Sin embargo más que el hombre, como afirmaba el Barón de Verulam, “el tiempo es el máximo innovador”. Lo que no logra el poeta, lo consigue la caída de las hojas en otoño. El mundo de la música contemporánea asimiló la vorágine del desarrollo industrial. Se aliaron armonías establecidas con los aportes de la electrónica y el tango se enriqueció con las fusiones. Un tango de nuevo tipo, más urbano que nunca, contracultural y teñido de azul neón abandonó el arrabal para internarse en las discotecas o compartir espectáculos con los astros de la música digital. Jazz, rock, hip-hop y ritmos techno se mezclaron con la milonga, el candombe, la murga y el malambo y complicaron el rompecabezas mestizo que desde sus inicios nació junto a las guitarrerías, el lunfardo y los episodios del bandoneón. De pura vanguardia el tango se ha hecho posthistoria. Han surgido numerosas agrupaciones que están trabajando el legado con los resultados de tan diversa amalgama cultural. De entre ellos se hacen notar nombres como Tanghetto, Gotan Project y Bajofondo Tango Club, este último una banda experimental integrada por siete músicos colosales cuyas recreaciones oscilan entre el excentricismo ingenioso de Luciano Supervielle, pianista y DJ fuera de serie, y el lirismo vanguardista de Gustavo Santaolalla, el célebre guitarrista y compositor. Con Bajofondo ha colaborado lo más selecto de la música argentina y uruguaya de la actualidad, se han presentado en escenarios de primer nivel y si la genialidad de sus componentes no sucumbe al sensacionalismo y a lo efímero del estrellato farandulero, si a la larga no ceden en originalidad, tal vez estemos hablando desde ya sobre los clásicos de una nueva era rioplatense.
Un vacilon JR. Con Un buen Catena argentino, preferiblemente Malbec.
ResponderEliminarSi el tango le fuera fiel a su esencia, se bailaría desnudo... como el 'bolero' de Ravel. Así los prostíbulos serían lugares respetables.
ResponderEliminarDe cuaerdo, el "tango arrabalero" se bailaba entre hombres (pace. Borges)... arrabal prohibido que escandalizó a la sociedad de la época, condenado por la iglesia por incitar la lujuria.
ResponderEliminarO hablando de Malbec se pudiera optar por el paladar más exótico del Gala I de Luigi Bosca. Se corresponde con las sonoridades híbridas de estos tangueros
ResponderEliminarSé que los weekends hay menos concurrencia por el barrio. Todo el mundo está de salida. Pero a los que pasen y se detengan ojalá que lo disfruten.
ResponderEliminarBello!
ResponderEliminarmaravilloso jr. lo voy a disfrutar a tu nombre con un Lagarde de colección que traje de BA. sos macanudo, una flor de tipo...
ResponderEliminarGracias, jm. Salud! El vino se asemeja al tango en la caricia aterciopelada.
ResponderEliminarQuerido Jesu, cuando los cubanos de la vieja guardia eran tangueros eran demasiado tangueros. Mi padre fue uno de ellos; la fotografia mas linda que guardo de el es con su guitarra entonando un tango. Tanto asi que se muchos tangos de memoria...hija de viejos.
ResponderEliminar"...Me he ocupado alguna vez de la topografía del tango y he notado, sin mayor sorpresa, que cada uno lo llevaba a su barrio, cada uno creía que en su barrio había surgido el tango, lo cual es una prueba del amor de la gente, del amor que le sentimos. Hay un libro de Vicente Rossi, "Cosas de negros", un libro que está incluido en la obra de la señora de Panti y de Tomás de Lara ["El tema del tango en la literatura argentina"] -del cual hay un fragmento, creo-, que nos lleva a un academia, a una casa de bailes públicos en la ciudad vieja de Montevideo, al sur, creo que por la calle Yerbal, la calle de las casas malas. He hablado con el doctor Bioy también, y con muchos otros. Naturalmente, si el interlocutor era rosario, el tango era evidentemente del Rosario, del barrio cerca de la estación Rosario Norte; si era montevideano, correspondía a Montevideo; si era de Buenos Aires, correspondía no sólo a Buenos Aires sino a su barrio de Buenos Aires.
ResponderEliminarPero todo esto, esta topografía ¿qué puede importarnos ahora? Lo importante es este hecho curioso: el hecho de que mientras públicamente -contra la barbarie, contra el gaucho a veces, contra el indio- estamos fundando un gran país, también se está creando, se está urdiendo, está engendrándose en la sombra, algo que nos hará famosos en el mundo, y ese algo es el tango..."
Jorge Luis Borges
Mi padre bailaba, Rosie, un tango encorbatado. Y es que mi padre bailaba todo y gastaba pisada grácil. Mi padre era mucho padre, Rosie.
ResponderEliminartango ahora voy a ser tu novia por un ratico
ResponderEliminarLa idea me ha gustado y quizá sea el camino como has dicho muy bien tú.El fussion en cualquier género es bueno. El bandoneón y las cuerdas "chillan" bien así como suena. Pero en mi opinión el teclado y la percusión le dan un aire de música de feria y discotequero. Piazzolla con sus innovaciones nunca rompió la seriedad de la esencia del tango
ResponderEliminarquizás éste sea su mayor secreto.
Amílcar
Amilcar, che, yo creo que el aire de vaudeville es exprofeso. Estos son monstruos ejecutantes asumiendo el techno como un divertimento ¿o es que no estás viendo el espíritu de saltibamquis? Acá hay música bien concebida que se la pasean hasta en las sutilezas. Trivia melodiada con precisión. No me rompás las bolas, catalán. No seás pavo y andáte a fumar un petardo antes de vover a escuchar esta genial joda urbana, che.
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