lunes, 28 de agosto de 2006

¿Existen exiliados felices?

Por La camarada Niurka

Me obsesiona esa pregunta. No sé de ninguno. Aunque conozco a muchas personas que darían cualquier cosa por exiliarse. He ahí la paradoja... existe esa sintaxis particular de los exiliados; se caracteriza por un desdoblamiento en el discurso: lo "nuestros" y "lo de ellos", "nosotros" (llegados de fuera) y "éstos" (habitantes del país al que venimos). Se alimenta de nostalgia. A veces un extranjero percibe el significado de algunas palabras en la lengua del país al que ha llegado mejor que quien las dice en su lengua materna. Al leer textos americanos sobre el exilio y la emigración descubro gran profusión de términos que tienen significados similares o sinónimos: prófugos, refugiados, fugitivos, evacuados, deportados, exiliados, emigrantes, expulsados, rechazados, expatriados. Podría añadir otros, por ejemplo, clandestinos o regulares. Pero notemos la diferencia entre exilio forzoso, por una parte, y exilio voluntario, por otra; entre el exilio sin esperanza de regreso y el que mantiene esta esperanza. Ser exiliado con honor, o no serlo es otra alternativa antiquísima. Doloroso ser a la misma vez exiliados y deshonrados. Los regímenes totalitarios practican este tipo de exilio: deshonran al que se va, "es un traidor", "ha vendido a su país", "es un apátrida". ¿Será que existen?

3 comentarios:

jr dijo...

Entre la desesperación y el exilio existe una esperanza de alivio, una especie de utopía balsámica que, a veces, linda en lo paradísiaco y, sin embargo, al final identificamos que la vida no es una quimera en zona alguna del mundo. Esa aspereza la descubrimos y redescubrimos en un infatigable ciclo. Y es que no se trata de un problema de exilios afortunados o desafortunados sino, más bien, de la manera en que hemos dispuesto la existencia y la coexistencia. Dictaduras, miserias y exilios no son más que síntomas de una enfermedad antiquísima, perdurable y vigente que portamos sin darnos cuenta o sin querer darnos cuenta. Pregunto yo ahora si nosotros, los pobladores de esta acogedora redondez que nos ha proporcionado el Gran Misterio, podemos hallar sosiego entre migraciones y desarraigos forzosos cuando crecemos con el alma perturbada? ¿Tendremos que conformarnos para siempre con la imprecisa intermitencia de los estados de bienestar?

Alfredo Triff dijo...

Inkie: Salir de una libertad total y encontrarse que hay que matricularse y dejar el comentario y esperar un poco puede ser muy duro para algunos. Creo que con un poquito de paciencia construiremos una seccion de comentarios mejor.

La Mano Poderosa dijo...

SI! Al sobrevivir la tirania, aprecias la libertad del exilio!
Somos animales egoistas. Si no lo fueramos, no hubiera la necesidad de estar exiliado.