jueves, 27 de abril de 2006

Nos queda, quizás, un árbol cualquiera

Primera elegía

¿Quién, si yo gritara,
me escucharía desde las cofradías angelicales?
Y suponiendo que un ángel me trajera contra su corazón:
Me apagaría ante su más fuerte existencia.
Pues lo bello es el comienzo de lo terrible
(que aún podemos soportar),

y tanto lo admiramos,
pues impasible, desdeña destruirnos.
Todo ángel es terrible.
Y así me trago el reclamo de un oscuro sollozo.
¿A quién acudir?
Ni a los ángeles ni a los hombres.
Nos queda, quizás, un árbol cualquiera en la cuesta,
nos queda la senda del ayer,
la fidelidad demorada de una costumbre,
que complacida, se quedó con nosotros.
¡Oh!, y la noche, cuando el viento lleno
de espacio cósmico nos consume el rostro.
¿Con quién quedaría ella,
la anhelada, la que dulcemente nos desengaña,
la que arduamente se anuncia al corazón alejado?
¿Será ella más tolerable para los amantes? --
Rainer María Rilke

30 comentarios:

Anónimo dijo...

Que linda elegia! Rilke era un favorito de mis padres. Hablaban mucho de el. Nada mejor ni mas terrible que un angel...
La Cafeina

Anónimo dijo...

Rilke y Miami? No lo entiendo.
El estudiante

Anónimo dijo...

Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (fragmento)

" No puedo dormir sin la ventana abierta. Los tranvías ruedan estrepitosamente a través de mi habitación. Los autos pasan por encima de mí. Suena una puerta. En algún sitio cae un vidrio chasqueando. Oigo la risa de los trozos grandes de cristal y la leve risilla de las esquirlas. Después, de pronto, un ruido sordo, ahogado, al otro lado, en el interior de la casa. Alguien sube la escalera. Se acerca, se acerca sin detenerse. Esta ahí, mucho tiempo ahí, pasa. Otra vez la calle. Una chica grita: "Ah! tais toi, je ne veux plus!" El tranvía eléctrico acude, todo agitado, pasa por encima, más allá de todo. Alguien llama. Hay gentes que corren, se agolpan. Un perro ladra. ¡Qué alivio! Un perro. Hacia la madrugada hay hasta un gallo que canta, y es una infinita delicia. Después, de pronto, me duermo. Hay los ruidos. Pero hay algo aún más terrible: el silencio. Creo que en los grandes incendios sobreviene a veces un momento de máxima tensión: los chorros de agua declinan; los bomberos no trepan ya; nadie se mueve. Silenciosamente, una negra cornisa se desprende desde arriba, y un alto muro, tras del que salen las llamas, se inclina sin ruido hacia adelante. Todo está inmóvil y espera, encogidos los hombros y juntas las cejas, el tremendo desplome. Así es aquí el silencio. Aprendo a ver. No sé por qué, todo penetra en mí más profundamente, y no permanece donde, hasta ahora, todo terminaba siempre. Tengo un interior que ignoraba. Así es desde ahora. No sé lo que pasa. "

Rainer Maria Rilke

Anónimo dijo...

Querido amigo: ¿usted no ve como todo lo que sucede es siempre un comienzo? ¡Y comenzar, en sí, es siempre tan hermoso! Deje que la vida le acontezca. Créame: la vida tiene razón en todos los casos.


Rainer Maria Rilke (1875-1926); escritor en lengua alemana de origen checo.

Anónimo dijo...

...la noche, cuando el viento lleno de espacio cósmico nos consume el rostro.
Ah! AT y Rosie, ustedes van a acabar conmigo. No se puede borbotear metáforas y trabajar a la vez.

Anónimo dijo...

Esta delicada alimaña que habita dentro de mí.

Anónimo dijo...

LE LIVRE DE LA PAUVRETÉ
ET DE LA MORT

Quizàs estoy fugado en medio de estas montañas
solitario como una veta de puro metal;
estoy perdido en un abismo ilimitado,
en la noche profunda y sin horizonte.

Todo viene a mì, me aprieta y se hace piedra.
No sé sufrir como debiera
y esta noche inmensa me da miedo;
pero si es la noche, que caiga sobre mì, que me aplaste
que tu mano toda quede sobre mì,
y que me pierda en tì en un grito.

Rainer Marie Rilke

Anónimo dijo...

El padre, Don Joaquín Núñez Roque, hombre culto y humilde, esperaba en el jardín de la casa mientras el aire arremolinaba las hojas por el suelo y la penumbra se hacía más densa en el silencio de la calle Luisa Quijano, en el polvoriento Marianao de aquel día 27 de abril de 1921, a las once de la noche. Ansioso, el hombre recorría de uno a otro extremo el breve espacio, hasta que al fin Florinda González Álvarez, su Flora, alumbró a la nueva criatura.

La recogedora asomó su estampa en el portón y le dio la noticia de que Flora y la niña estaban bien. El padre, con su gentileza, cortó del jardín galanes de noche, maravillas y jazmines para entregarlos a la madre y luego, al obsequiar las flores, la besó feliz en la frente, sin dejar de mirar a la recién nacida. La niña no dejaba de llorar y llorar y llorar, y al fin, cuando comprobaron que estaba bien, alguien dijo: “esta niña nació rebelde”.

Pastorita Núñez desborda su carácter azul intenso como mar profundo y sigue siendo tan rebelde como aquel umbral de madrugada en que nació.

Su historia es la de una gran mujer, de una estatura vital y revolucionaria distinguida desde tiempos inmemoriales por Chibás, Ñico López, Abel Santamaría, Juan Manuel Márquez, Juan Manuel y Gustavo Ameijeiras, Armando Mestre; por tantos otros compañeros de lucha, y de manera muy especial por el pueblo y Fidel.

Anónimo dijo...

A veces apuesto, antes de venir acá, cuál sería el post del día. Es como un juego mental que me mantiene alerta a mis años. Y me agrada equivocarme. Lo que me dice que aún tengo mucho que aprender. Y esta mañana, antes de tomar mi café conleche, y encender mi tabaco, pensé que el post de hoy sería algún tema de actualidad, que francamente son los que menos le interesan a alguien como yo, con un pié (metafóricamente hablando) en la tumba. Y viene la sorpresa como la carta de una amante de juventud, de encontrarme con mi querido Rilke. Sorpresa doble y triple. Este poema, con que comienza las elegías de Duino es, uno de mis favoritos poemas de amor, ese amor por lo imposible que comienza con una mirada sincera a uno mismo. Sin terribilitá. Yo diría que todos somos ángeles.
Un ignorante de pacotilla

Anónimo dijo...

Esa tenaz monstruosidad que allá fuera perservera en los dictados

Anónimo dijo...

que rica la poesia y lo que ella evoca

Anónimo dijo...

Trópico y sombras que rodea el cementerio de agua

Anónimo dijo...

Poesia de verdad la de Jose Angel Buesa.
El Buti

Anónimo dijo...

Just kidding :)
El Buti

Anónimo dijo...

Saltar la tapia. Imitar el vuelo feroz del ángel

Anónimo dijo...

Hay otro poeta colado en el blog.

Anónimo dijo...

soy rilke qué pasa?

Anónimo dijo...

Remontar las vigilias hostiles y
otros metales del pánico

Anónimo dijo...

Oh, libertad, eterno paisaje inconcluso...

Anónimo dijo...

Esta delicada alimaña que habita dentro de mí.
Esa tenaz monstruosidad que allá fuera persevera en los dictados
Trópico y sombras que rodea el cementerio de agua
Saltar la tapia. Imitar el vuelo feroz del ángel
Remontando vigilias hostiles y otros metales del pánico
Perderme en tí, oh libertad, eterno paisaje inconcluso...

Anónimo dijo...

Gracias anonimo.

Anónimo dijo...

tumiamiblog suele ser un gran provocador de la densidad intrínseca

Anónimo dijo...

"El 23 de diciembre de 1875, en un lugar del mundo, asciende la existencia de un hombre singular, genuino aristócrata del espíritu que alcanzó el secreto de vivir su propia vida y la belleza de morir de su propia muerte. Como todo creador de arte depurado, fué un solitario, y si bien errará largamente por los centros de Europa en busca de las culturas y los hombres de espíritu, se recluye finalmente en el castillo de Muzot, asentado entre montañas tan desoladas que, según se afirma, hacen asombrarse a Paul Valéry cundo le visita, "de semejante abuso de intimidad con el silencio". Y es que para Rilke "crear era ante todo, crearse", interrogarse, alerta a todas las cualidades de su condición extraña, viva, densa. Este hombre en continua sinceridad hacia lo hondo de sí, conoció la dolencia rarísima e incomunicable de esperar durante diez años la inspiración que le permitiera dar fin, sólo en doce días, a uno de sus grandes poemas.
..... En 1910 publica el libro que ha de ser una de las más preciadas joyas de la literatura universal: Los Cuadernos de Malte Laurisd Brigge. Esto es, seis años antes de la aparición de otra obra trascendental y con cuyo autor parece habérsele comparado en más de una oportunidad: En Busca del Tiempo Perdido. Para mi personal apreciación, no me es dable discernir la semejanza ya que aún no he abordado la lectura inconmensurable de la última. Estos Cuadernos son las sendas que llaman hacia el mundo de lo puramente subjetivo y ellos representan esa expresión cumbre del arte que me atrevo a denominar: el realismo del existir anímico. O sea, la realidad del acontecer en la vida interior. Se abren, pues tales Cuadernos, y una sugestión que por mucho tiempo estuvo rezagada en el lector mismo, le atrae hacia la visión envolvente de esa verdadera resaca introspectiva. Allí, los sucesos transcurren impulsados por otras fuerzas y dejando otras repercusiones, ambas más asombrosamente ciertas y más sorprendentemente naturales que las de su realidad periférica. Un hombre vive a veces el anuncio, otras, el rastro o sedimento, o en fin, la radiación esotérica de los hechos y las cosas, que no son las cosas y hechos mismos, de donde resulta que no son éstos, sino aquéllos los realmente vividos. Un ruido en el cuarto vecino, que puede ser provocado por un objeto redondo que se escapa. como la tapa de una cajetilla de hojalata, hace vivir al personaje momentos intensos de sobresalto inductivo, los que a su vez nos haran contener el aliento y mantenernos en desasosiego a la espera de que en el hombre se resuelvan. Porque aquella cosa salta, rueda, cabecea, "zozobra por todos lados" antes de callar, tumbada. Se piensa entonces en el secreto que así puede conferir tales contornos vivos y de la más pura cepa dramática, a una emoción intrascendente. Es el enigma de quien maneja la expresión artística y le domina desde su realidad profunda. Palabras que nunca antes de Rilke tuvieron tal sentido ni nunca después de él darán forma a imágenes de tan exclusiva calidad espiritual. No con frecuencia, desgraciadamente, nos es dable inclinarnos sobre la prosodia de una obra literaria con la agitación apasionada con que lo hacemos ante una obra musical. Pero es lo que ha de sucedernos por virtud de la poética de Rilke, la cual le abre el dificilísimo camino de la descriptiva que sojuzga al lector y tanto más ahonda, veraz, cuanto más común es el elemento que examina. Hele aquí: "Y qué melancolia y dulzura tenía la belleza de las mujeres encinta y de pie, cuando su gran vientre, sobre el que, a pesar suyo, reposaban sus largas manos, contenía dos frutos: un niño y una muerte. Su sonrisa densa, casi nutritiva en su rostro tan vacío ¿no provenía quizá, de que sentían a veces crecer en ellas el uno y la otra?" Y más adelante: "Mamá no venía nunca de noche... o bien, sí, sin embargo, vino una vez. Yo había gritado y gritado y mademoiselle vino y Sieversen, el ama de llaves, y Georg, el cochero; pero todo esto no había servido para nada. Y entonces habían enviado el coche para traer a mis padres que estaban en un gran baile en el palacio del príncipe heredero. Y de pronto oí algo que rodaba en el patio y me callé, me incorporé en el lecho y miré hacia la puerta. Y hubo un ligero murmullo en las habitaciones vecinas y mamá entró con su gran vestido de gala del que no se preocupaba, y casi corría, y dejo caer tras de sí sus pieles blancas y me tomó en sus brazos desnudos. Y palpé, asombrado y maravillado como nunca, sus cabellos y su carita lisa, y las piedras frías en sus orejas, y la seda en el borde de sus hombros que olían a flores. Y permanecimos así y lloramos tiernamente y nos besamos, hasta que percibimos que mi padre estaba allí y que nos teníamos que separar..." Agudeza sensorial que discierne penetrándose en su secreto, suscitando las más ricas vibraciones del ser infinito. Y ocurre entonces que la existencia externa se desenvuelve bajo el prestigio de esta realidad íntima, descubriendo una verdad substancial, latente, que sólo esperaba ser emplazada por el mandato de la inspiración. Los hechos cotidianos se iluminan y pierden la vulgaridad o pobreza que presentan cuando no sobrepasan la pura acción extravertida. Rilke lo hace sentir en un pasaje: "...Sin embargo, había en ella algo que me recordaba a mi madre, tan frágil y esbelta. Cuanto más la miraba más encontraba en su rostro los rasgos finos y ligeros de los que, desde la muerte de mi madre, no había podido acordarme claramente; sólo ahora, desde que veía a diario a Matilde Brahe, sabía cual había sido el rostro de la muerta; quizá, incluso, lo sabía por primera vez. Sólo ahora se formaba en mí con cien y cien detalles..." He aquí cómo la realidad de un suceso reside, posterior a él, en la vivencia misma del sujeto, el que puede crear en su corazón, con elementos ajenos a su sensibilidad, una impronta más auténtica de él que la que marcara al ocurrir. Luego, el artista coge vibrante la atención del lector al hacerle sentir por sí mismo lo súbito e inesperado de una sensación que vuelve al personaje después de muchos años, estimulada por una voz ordinaria, una frase en francés cualquiera: "...Y entonces, cuando oí balbucear tan blandamente, entonces, por primera vez desde hacía largos, largos años, eso estaba allí de nuevo. Aquello que me había inspirado mi primer y profundo terror, cuando muy niño, estuve invadido de fiebre: lo grande. Sí, así lo había yo llamado siempre... y ahora estaba de nuevo aquí, aunque yo no tuviese fiebre. Estaba aquí..."
..... Pero esa destilación, esa entrega emotiva que desbasta el acontecer rutinario hasta su más noble contenido, también ha de operar rodeando los hechos en el instante de su transcurso. A mi juicio, las páginas que describen la irrupción de la enfermedad en el cuerpo de un hombre que va por la calle, no tienen parangón posible. Maestría absoluta. Maravilla de un juego cromático que impulsa, in crescendo, a seguir las curvas de aquella ansia de Malte frente a la fuerza demoníaca de la enfermedad que crecía y erraba por el cuerpo del otro. Al terminar tal pasaje, pesa el libro entre las manos desmayadas. Su belleza dolorosa sobrepasa de uno.
..... Luego, surge el asombro: hace cerca de cuarenta años que alguien escribía en esa tónica magnética, vindicando imágenes del más puro y novísimo valor psíquico, grávidas de savia que asciende desde la profunda raíz creadora; vate cuya lírica halla giros de tal fuerza abstracta, que se siente de pronto cómo todo el monumental edificio de la poética moderna cupo ya en uno solo de sus simbolos... hace tanto tiempo.
..... Finalmente, querría hacer llegar, aunque tarde, muy tarde, mi homenaje al fino traductor de la obra; cierto instinto literario que el lector tenga, le advertirá que el trasiego fué feliz, que la afinidad entre autor y traductor dió a éste el secreto para animar una versión acabada, ofreciendo una obra maestra incólume. Por lo menos así lo he sentido, y vaya para Ayala mi gratitud, quien quiera que él sea."
Publicado en Revista de Occidente por María Carolina Geel, febrero-marzo de 1949.

Anónimo dijo...

Rilke trabajò como secretario de Rodin de 1905 a 1907. Se casa con una alumna del escultor con la que tendrà una hija.
Se separan y a partir de 1907 viaja infatigablemente por Europa y Africa del Norte, Égipto, Berlin, España, Venecia, Aix en Provence, Arles, Avignon.
En 1910 encuentra la comtesse de Tour, en Duino, en las costas del mar Adriàtico,esta dama lo protegerà y serà su mecenas hasta 1920, dedica a ella su libro "Elégies de Duino."
Es movilizado durante la Primera Guerra Mundial,pero regresa ràpidamente del frente,los horrores de esta guerra marcaràn decisivamente su espìritu.
Se traslada en 1919 a Suiza, vive en una torre que le compra el industrial suizo Werner Reinhart, en la que Rilke fijarà su residencia hasta 1926, año en que muere a causa de una leucemia.
Interesante para leer sobre el personaje Lou Salomé, su amante y amiga durante años, mujer moderna y adelantada a su época.

Anónimo dijo...

Lou Salomé amiga y musa de Nietzsche

Anónimo dijo...

Si la que le hizo la vida talco.

Anónimo dijo...

boniatillo nunca a visto un angel. bueno con alas y todo lo que lleva, aro dorado en la cabeza etc. angeles son las mujeres y lso ninos. hasta que les coje los anos y entonces tiene que escoger que van a ser: angeles o lo otro. boniatillo esta echando alas

Anónimo dijo...

Long live the Cap club!

Anónimo dijo...

VIVA EL REGUETON

Anónimo dijo...

???!!!